Los taxistas italianos a lo largo de su historia se han ganado una fama de ser gruñones, poco amigables e inclusive hasta agresivos con los turistas, sin embargo, en la actualidad existe una escuela donde enseñan a las nuevas generaciones de choferes a tratar de buena manera a sus clientes.
El profesor Daniel Franchi explicó a HispanoPost que Roma es una de las ciudades más concurridas en el mundo por el turismo, pero tiene un importante déficit en términos de hospitalidad porque a su juicio, no es una ciudad fácil para vivir.
En los cursos, los taxistas aprenden algunas palabras en inglés, chino y árabe para así poder comunicarse con sus principales clientes y que estos se sientan bien atendidos.
Los alumnos aseguran que las clases les permiten ser trabajadores diferentes, lo que sin duda alguna atrae mucho más a los turistas y eso se traduce en mayores ganancias.
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