Vivimos en un mundo raro. Un mundo lleno de amistades digitales, encuentros virtuales, amores de Instagram y polémicas en redes sociales.
Un mundo donde muchas veces importa más la imagen que les vendes a los otros que la realidad en la que vives. Me atrevería a decir que a veces parece que el mundo virtual es más importante que el real o al menos cada vez están menos separados. Cada vez más la franja que los divide es más pequeña. La realidad es también virtual y tiene consecuencias en el mundo tangible.
En un mundo así casi todo puede suceder. Hasta las más afiebradas fantasías, como las que se nos presentan en Black Mirror.
La tecnología, que es maravillosa, nos ha permitido disfrutar del mundo de una forma más cómoda, nos facilita la vida, pero ¿también nos la roba?
Black mirror representa la posibilidad de ver algunas de las fantasías (y pesadillas) que la tecnología ha traído consigo y que en el fondo ponen de manifiesto problemas similares a los de cualquier otra época. A fin de cuentas, el ser humano cambia el cómo, la forma, pero pocas veces el fondo. Nuestras falencias y pecados siempre han sido muy similares dentro o fuera de la realidad virtual. Solo que ahora contamos con nuevas herramientas.
La serie creada por Charlie Brooker es la Dimensión Desconocida de nuestro tiempo. Nos empuja a entrar en contacto con el miedo y la sorpresa que impone a veces la realidad 2.0.
Si nunca has visto Black Mirror debes saber que cada capítulo es independiente de los otros. Todos comparten un tema. Sin embargo, cada una de las historias puede entenderse perfectamente por separado. Tampoco es necesario que veas las temporadas en orden. Particularmente la descubrí recién gracias a esta quinta temporada que trae tres capítulos alucinantes.
Los tres tienen un elemento en común: generan fascinación, te involucran de tal forma que no vuelves a saber de ti hasta que terminan.
En Striking Vipers la amistad, el amor y el matrimonio se ponen a prueba. Además se cuestiona la naturaleza del deseo: ¿es más real lo que imaginamos o lo que experimentamos? ¿Toda experiencia debe ser física para que sea verdadera? ¿Cuál es la razón para conectar (o no) con una persona?
En Smithereens veremos todas las redes sociales que conocemos y la forma en que su uso ha transformado la vida de la gente. ¿Ponemos en riesgo nuestras vidas y las ajenas por vivir conectados 24 horas? ¿Cuán real es la tragedia de los otros cuando leemos sobre ella online? ¿Realmente importa o son anécdotas con las que pasamos el tiempo?
Finalmente, Rachel, Jack and Ashley Too es una fantasía pop que se eleva sobre su premisa original desafiando nuestra imaginación. ¿Hasta dónde se puede llegar cuando admiramos a alguien? ¿La admiración puede funcionar como un escape de la realidad? ¿Somos instrumentos de las modas?
Los tres capítulos de esta quinta temporada no tienen desperdicio.
¿Lo mejor? Cuando termina Black Mirror no te deja en silencio, sigues pensando en ella días, semanas después. La serie es un espejo de nuestros tiempos: virtuales, extraños y a ratos oscuros.
Luisa Ugueto Liendo
@luisauguetol