Brasileños se entrenan para aprender a ser solidarios

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    Inspirado en las palabras del Profeta Gentileza, quien escribía poesía en los muros de la ciudad defendiendo la amabilidad, Luiz Gabriel Tiago, vecino de Niterói (Río de Janeiro) decidió poner en práctica una de las máximas del profeta “gentileza genera gentileza”, a través de la creación en 2010 de la empresa social, Pontinho de Luz, una red de solidaridad que cuenta con 35.000 personas dentro y fuera de Brasil y que realiza acciones sociales de ayuda a los más necesitados.

    De esa inspiración vino también el apodo que Luiz Gabriel adoptó y por el que hoy es conocido como Señor Gentileza. En septiembre, Luiz Gabriel fue indicado por el jurista Celio Celli de Oliveira, como candidato al Premio Nobel de la Paz en 2018. El abogado participó de los cursos de “entrenamiento de gentileza” impartidos por Pontinho de Luz y se hizo miembro de la red solidaria.

    Los cursos realizados durante un fin de semana de inmersión promueven la consciencia solidaria a través de ejercicios y dinámicas de grupo para conseguir colocarse en la piel del otro, de aquel que no tiene recursos, que pasa hambre, que pide limosna en la calle, que no tiene con qué vestirse. Los participantes son estimulados para vivir las angustias y alegrías del “otro”.

    Con los recursos recaudados a través de los participantes del entrenamiento, la empresa Pontinho de Luz consigue financiar las obras sociales realizadas fuera y dentro del país, según explica Luiz Gabriel. Por ese motivo, para no estar preso por ayudas del Gobierno u otras entidades pensó en el proyecto como una empresa social y no como una ONG. Para pertenecer al Pontinho de Luz es obligatorio pasar por el entrenamiento.

    En los siete años de existencia, el Pontinho de Luz, asegura Luiz Gabriel, ha conseguido recaudar 500 toneladas de alimentos para donación a familias con bajos recursos. Los integrantes de la red solidaria también reparten abrazos, flores y dulces en lugares públicos, lo que fue la idea inicial de Pontinho de Luz, solo que el hambre, dice Luiz Gabriel, es más fuerte que la falta de cariño.

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