Bronce sin sabor a despedida

- Publicidad -

El pitido final desata la euforia incontenible en el banquillo español. Todos corren hacia el centro de la pista para abrazarse entre sí, para fundirse con su ídolo. 

Mientras cae lentamente el telón, Pau Gasol eleva alborozado sus interminables brazos hacia el infinito recreándose durante unos escasos segundos, antes de ser arrollado por  el cariño grupal, en un continuo déjà vu donde la alegría se entremezcla con la inevitable nostalgia.

- Publicidad -

Como aquel distante 25 de julio de 1999, allí están, una vez más, sus amigos Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes, últimos supervivientes de aquella pandilla de intrépidos mozalbetes que, blandiendo la bandera de la osadía, dinamitó el orden establecido con aquella victoria sobre EE.UU. en el Mundial Junior de Lisboa-. 

Son las mismas ilusiones cumplidas, las mismas sonrisas adolescentes en rostros moldeados a golpe de esfuerzo. El  paso del tiempo dejó de ser un fiel aliado, para convertirse en  implacable  enemigo. ¡Qué  injusto que algo tan bello deba tener un final, siquiera feliz!

La disputa por el bronce no ha sido un duelo de estilistas, sino una emocionante batalla de gladiadores con un ganador que, sin andar muy sobrado de ellos, aceptó el cuerpo el cuerpo contra un rival más duro, confiando que, llegada la hora de la verdad, su eterno estandarte desequilibraría la balanza.

Pau ha concluido completamente exhausto. La lógica deportiva hubiera quizás recomendado su descanso en alguno de los compases finales, pero el  seleccionador Scariolo sabía que estaba ante un momento único, uno de esos instantes que no quieres que transcurran porque lo que vendrá nunca podrá superar lo vivido.

Resentido en su  gemelo, apenas puede correr, pero su enorme corazón es mucho más fuerte que el dolor y gana la partida a los correosos pivots australianos con varios palmeos a canasta tras rechace, un tiro en suspensión ante el fornido Aron Baynes y  un enorme mate tras rebote ofensivo a falta de 1:51 para la conclusión.

Pero el líder no está solo. Unos minutos antes Rudy Fernandez anota un triple que congela el  pabellón y, acto seguido, provoca una falta personal en ataque; y el siempre avispado Sergio Rodríguez se cuela en la zona rival, aprovechando la atención suscitada por su estrella, y pone a los suyos un punto por delante a falta de 1:22.

Los tiros libres de Gasol y  Rodríguez rematan una victoria agónica. Pudo ganar cualquiera, pero la inercia del triunfo suele favorecer a quién mejor sabe manejarse en las situaciones límite.  Y de esas ya vivió unas cuantas este colectivo.

Ni siquiera sus impresionantes estadísticas -31 puntos, 11 rebotes y 2 asistencias, con únicamente tres tiros de campo fallados-, son suficientes para reflejar su incidencia en el juego, su lección de liderazgo.    

Qué lejos aquellos inciertos inicios cuando aquel chaval escuchimizado, talentoso pero indolente,  que quería emular a Toni Kukoc,  ingresó a los dieciséis años en las categorías inferiores del Futbol Club Barcelona. Aquel entreno inicial con el primer equipo, apenas estrenada la mayoría de edad, donde ya mostró esa pequeña dosis de “chulería balcánica”, de creerte que eres el mejor, imprescindible para llegar un día a serlo: “Al rubito este le vamos a dar “, advirtió a su entrenador uno de los veteranos Kike Andreu, harto de sus vaciladas. 

“La ley del mínimo esfuerzo, siempre poniendo excusas, replicando a veces, sin esforzarme lo que debía. Pero, a medida que subes de nivel, ves que o te espabilas o ahí te quedas. Cuando me pusieron metas más elevadas tuve que trabajar duro para conseguirlas, pues si algo me gusta es superarme a mí mismo”- recordaba, haciendo autocrítica, en una entrevista efectuada durante su etapa en los Memphis Grizzlies.

Aquella Copa del Rey de Vitoria 2000 -donde en cuartos de final contra el Real Madrid, apareció sorpresivamente en el quinteto inicial ante un atónito Alberto Herreros (en aquel tiempo uno de los mejores exteriores de la ACB), al comprobar como sus 2 metros quedaban empequeñecidos al lado de los 2,15 de su veinteañero marcador- le puso en el mapa.

Pero si hay un nombre ligado a la eclosión de Pau Gasol es, sin duda, el de Rony Seikaly. La infantil espantada del entonces fichaje estrella del Barça, otrora magnífico pivot de los Miami Heat –y actualmente DJ y productor de música House- , tras haber disputado únicamente tres partidos de la temporada 2000-01, al sentir como una humillación el jugar sólo doce minutos en un encuentro de la liga europea, fue todo un guiño del destino. 

Pese a sus, aparentemente insuficientes, 100 Kg de peso, y a su casi nula experiencia batallando dentro de la zona, sus  excelentes actuaciones convulsionaron el planeta baloncestístico, pasando en un pispás de alero del futuro a ala-pivot del más inmediato presente, y obligando al Barça a desestimar la contratación de otro jugador.  

Llega el  estrellato: MVP de la Copa del Rey y de la final de la ACB, con el colofón de su elección con el nº 3 del Draft de 2001, el Barça sólo intentó renovarle tras la celebración del mismo. Un grave error que costaría muy caro a su sección de baloncesto.

Su relato bien debiera servir de ejemplo a muchos dirigentes y técnicos, tan proclives a apostar, a golpe de talonario, por medianías en detrimento de la prometedora y comprometida “gente de la casa”.

 Pau ha dejado la puerta abierta de par en par para su regreso en futuros envites: “Siento algo especial cuando juego por España, algo único”. El gran nivel exhibido en el oro europeo de  2015 y, aunque algo más intermitentemente, en estos JJ.OO, unido al reto de tratar de ganar un último campeonato con su hermano Marc, parecen argumentos suficientemente atractivos para un último baile.

Sin embargo, este bronce olímpico tiene todo el aroma a despedida generacional. Parece muy improbable que Felipe Reyes y José Manuel calderón –que, aunque no pudo estar en el oro de Lisboa por lesión, es uno más del clan- sientan la motivación necesaria para seguir en un rol menor.

El caso de Juan Carlos Navarro es el más complicado y especial. Se trata posiblemente del jugador español con más talento natural que haya surgido jamás –tal vez superior incluso al del propio Gasol- , y principal artífice junto a su mejor amigo de la etapa dorada –once medallas en dieciséis años-. Pero las lesiones parecen haber apagado su magia y, salvo leves destellos,  poco queda de aquel genio que se deslizaba por la pista con el mismo desparpajo que si estuviera jugando una pachanga en el patio de su colegio. 

Con el tentador record de internacionalidades asomando en el horizonte –se encuentra a sólo 3 de sobrepasar las 239 de Epi- ha manifestado  su deseo de continuar. Aunque a los treinta y seis años y con un cuerpo frágil y baqueteado, la resurrección parece difícil, su grandeza  merece el derecho a intentarlo. Pero, si no se gana su presencia a través de sus actuaciones, no debería seguir.

Los Juegos Olímpicos, con el epílogo de su descafeinada final –donde EE.UU, sin sus jugadores más destacados y un juego colectivo inexistente, ganó de 30 puntos a Serbia- , confirman la gran distancia nuevamente marcada por los americanos respecto al resto. 

Mi sensación es que, dentro de treinta años, los niños visionarán con asombro las finales contra Estados Unidos de Pekín 2008 y Londres 2012 y se preguntarán quienes eran aquellos Gasol, Navarro, Sergio Rodríguez y Rudy Fernandez que pusieron contra las cuerdas a los mejores del mundo.

- Publicidad -

Más del autor

Artículos relacionados

Lo más reciente

Sam Bankman-Fried, cerebro de la plataforma de criptomonedas FTX, fue sentenciado a 25 años de cárcel

El cerebro de la plataforma de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, fue sentenciado este jueves 28 de marzo en Nueva York a 25 años de...

Lula y Macron afirman que veto a la candidatura de Corina Yoris en Venezuela es “grave”

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este jueves 28 de marzo que el bloqueo de la candidatura de la opositora...

CNE ante declaraciones de EEUU: “Cualquier intento de interferir las elecciones será enfrentado con determinación”

El Consejo Nacional Electoral (CNE) rechazó este jueves 28 de marzo por «insolentes y falsos» las declaraciones del Departamento de Estado señalando al ente...

¿Quieres recibir las notas de mayor interés en tu email?

Comparte con nosotros tu email y te haremos llegar las noticias de mayor relevancia directo a tu correo