Católicos, liberales y comunistas

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    Tengo un gran amigo en Francia con el que discutimos mucho sobre los valores y los anti valores y que insiste en afirmarme que sin catolicismo no hay comunismo. Tuve la suerte y el privilegio de nacer católico pero además de recibir mi formación en un colegio dirigido por Jesuitas y ciertamente se hablaba de igualitarismo, ayudar al débil y obrar con misericordia. Con los años varios de mis compañeros no de aula sino de colegio se integraron al movimiento guerrillero marxista que buscaba derrocar al gobierno, otros se convirtieron al protestantismo y otros migraron a universidades americanas a completar su etapa de formación académica, yo que me casé muy joven fui y sigo siendo un autodidacta que aunque asistí a un par de universidades nunca me titulé, pero en fin, luego de leer a Marx, me tope con un texto titulado La Riqueza de las Naciones y apartir de allí abrase las ideas de Adam Smith y luego profundicé disfrutando a Misses, Hayek, Friedman y otros.

    Quizás soy un tonto, pero nunca he podido encontrar las contradicciones entre mi credo Cristiano y los postulados del liberalismo. También es cierto que con el tiempo me he moderado mucho y reconozco que no hay receta universal para acabar con la miseria y el hambre y generar rápidamente bienestar en la sociedad y menos aún cuando intentamos vivir en democracia y someter a debate el camino que debemos seguir.

    A mi no me convenció el camino marxista que siguieron algunos de mis compañeros por que yo nunca me he avergonzado de mis orígenes. porque yo no tengo nada contra mis padres ni contra la sociedad. Todo lo contrario: doy gracias a Dios por que un niño de clase media como yo pudo acceder al colegio más caro de la época en Guatemala gracias al esfuerzo de mis padres.

    Ser izquierdista hoy en Guatemala parece estar de moda y vemos como un puñado de jóvenes que se sientan en las directivas de cámaras y asociaciones empresariales se sienten de “izquierda” por que la izquierda les presta una superioridad moral y les pone del lado del Bien. Por el hecho de ser izquierdista automáticamente  se sienten ilustrados intelectuales y por supuestos consideran saber más de la ruta que el país debe seguir aunque jamás hayas tenido ni la más remota idea de la complejidad de Guatemala y sus desafíos.

    Hace poco me decía uno de estos muchachos empresarios de izquierda “Light” ,  que lo único que él quería es que los niños no tengan que buscar la comida en los basureros de la zona 8 capitalina y yo le respondí yo tampoco lo deseo, pero el camino que tus cantineros y semilleros proponen, le dije, los mantendrá allí por muchos años, las ideas en las que yo creo los sacaría de allí en una generación si nos comprometemos con una ruta estratégica consistente y consensuada con todos los actores.

    Estos incautos muchachos o no saben de historia o convenientemente se les olvida que Lenin acusaba a la Iglesia de querer terminar con el comunismo… cuando era el comunismo el que quería terminar a la Iglesia; Lenin decía que los socialistas querían acabar con los bolcheviques… cuando eran los bolcheviques los que querían acabar con los socialistas.

    Ese mecanismo de proyección utilizado por la izquierda guatemalteca, y brillantemente diseñado por los comunicólogos marxistas de principios del siglo pasado, consiste en ponerte a la defensiva y forzarte a elegir entre darle a ellos la razón, o bien llevarte la contraria, en cuyo caso tienes que asumir que eres una basura liberal, corrupto y capitalista, mientras ellos quedan como únicos depositarios de la lucha contra la corrupción, de los principios del bien y de las verdaderas soluciones. En ese perverso juego han caído muchos de quienes hoy se razgan las vestiduras en la famosa cantina y en los gracias a Dios fallidos semilleros.

    Pensémoslo, hasta la próxima