El golpe de Estado en septiembre de 1973 escribió las paginas mas sangrientas de la historia política de Chile, la dictadura de Augusto Pinochet fue uno de los procesos mas atroces de América Latina. 17 años de gobierno militar postergaron los sueños de millones de chilenos, que nacieron y crecieron bajo la violación constante de sus derechos. Las detenciones clandestinas, las torturas y las desapariciones fueron la marca registrada del terrorismo de Estado en ese país y en el resto del continente.
Al otro lado de la cordillera, en el tranquilo barrio Monserrat de Buenos Aires, «El Chileno» descansa en un colchón sobre la vereda de San José al 1000; hace 21 años quedó en la calle y solo conservó una certeza, la de no regresar al pasado.
La imagen de los carabineros asesinando a su padre durante la detención de su familia, quedo grabada en su retina. Omar Oliva perdió su tierra pero no las mañas, sin renunciar al dialecto que caracteriza a los trasandinos, dialoga con HispanoPost y justifica que vivir en la intemperie de Buenos Aires es el «paraíso» que le dio cobijo tras el «infierno» Pinochetista.
«Escape de un centro clandestino de detención con solo 14 años, el balazo en la frente de mi padre me hizo saber que Chile no era mi lugar». Casi sin inmutarse pero orgulloso de poder vivir para contarlo «El chileno», tal como lo conoce todo el barrio, no se avergüenza de sentirse argentino con documento extranjero. «No soy un desagradecido, Chile me hizo mal a mi y a mi padre» y paradójicamente se muestra agradecido de Argentina, un país que a simple vista no le dio nada o, tal vez, solo algo de paz.
