De San Pedro a Tianamen

    0
    296

    Hace pocos días pudimos leer una noticia relacionada con el inicio del proceso de restablecimiento de relaciones entre el Estado del Vaticano y la República popular China. Detrás de es acercamiento hay mucho más de lo que se puede ver a simple vista.  Para quienes observan la política global y siguen los pasos de los protagonistas a lo largo del tiempo, las decisiones que se toman tienen un significado de mayor alcance que el notoriamente visible. Este parece ser el caso de los primeros pasos entre la Santa Sede y Beijing, que en el pasado reciente han comenzado acuerdos para reconocer la relación eclesiástica entre la iglesia encabezada por el Papa Francisco y los dirigentes de la iglesia en China continental, con unos 12 millones de miembros.

    Los obispos chinos eran nombrados por la iglesia en ese país y no necesitaban de aprobación de la Santa Sede, un hecho que para muchos mantenía una distancia conveniente entre el Estado Vaticano y el férreo régimen comunista más grande y disciplinado del mundo. El que la iglesia china haya tenido una facción reconocida por Pekín, con unos 60 obispos y otra en la clandestinidad, reconocida por el Vaticano, dibuja bien el nivel de conflicto que existió hasta hace muy poco y que condujo a la excomunión de dos obispos nombrados por el gobierno chino en 1951.

    Sin embargo, el catolicismo chino se unificará y se espera que con la aprobación política del gobierno, el número de fieles crezca estadísticamente a niveles notables, quizá cerca de 10 veces en los siguientes años.

    Es importante entender que al tema religioso hay que sumarle como factor extra lo político.  Ahora que China y Estados Unidos disputan puntos tan complejos como el balance comercial y posiciones de influencia geoestratégica a nivel global, el Vaticano ha reabierto la puerta con Pekín, acción que coincide con el avance del poderío chino sobre África, continente atractivo por su riqueza inexplotada y que es a la vez uno de los objetivos para la expansión del catolicismo.

    El Vaticano juega una compleja carta. Mientras su fortaleza enfrenta el desgaste de muchos más casos de abusos por parte de sus sacerdotes, ahora se ha involucrado en un juego geoestratégico que no es fácil de comprender ni predecir.

    La fe se ha involucrado en la gran disputa de poder, riqueza y hegemonía mundial justo en la víspera de un importante evento de política interna en Estados Unidos: las elecciones de medio término y de las cuales depende en gran parte el delicado equilibrio político del mundo.

    No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com

     TAGS: #Opinion #SanPedro #Tianamen #Vaticano #China  #Beijing #IglesiaCatolica #Catolicismo

    VEA TAMBIÉN:

    Democracias fracasadas o electores distraídos

    La verdad o la mentira en el discurso político