La felicidad puede verse como el fin, pero también es el camino. Desde la técnica mindfulness o atención plena, esta felicidad es la suma de las cosas pequeñas, del bienestar que ellas representan. Por eso es vital crear hábitos y rituales para desarrollarla.
Practicar la felicidad es tomar acción y observar los pequeños detalles, en nuestras formas de hacer. Es ir acumulando, por decirlo de alguna manera, mayor fortaleza para afrontar la vida.
La felicidad no es solo mayor bienestar es además desarrollar el carácter para dar la justa dimensión de las experiencias cotidianas, incluso si algunas no son las más agradables.
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