La carrera del basquetbolista suele ser difícil aunque, a simple vista, mucho mas difícil puede ser la de aquellos que lo practican a bordo de una silla de ruedas, la misma con la que enfrentan la vida y la que en muchos casos puede llevarlos a conocer la gloria.
La emocionante final entre Estados Unidos y España, en los recientes Juegos Paraolímpicos de Río de Janeiro, nos mostró el punto más alto de uno de los deportes paraolímpicos mas antiguos, casi en simultaneo el gimnasio municipal de la provincia de San Juan nos da la posibilidad de conocer la otra parte de la historia, menos flashes, pocos espectadores, otras exigencias pero la misma pasión.
Su fuerza de voluntad y el quejido de las ruedas le hacen frente a la inmensidad silenciosa del gimnasio Aldo Catoni, diez jugadores, diez historias de vida, cientos de sueños postergados, que comenzaron a construirse, a fuerza de sacrificio, adentro de una cancha de basquet.
Mario Molina es coordinador de deportes adaptados de la provincia de San Juan y explica la importancia de acercar el deporte a las personas con discapacidad, «acá hay que fijarse lo que las personas puede hacer y lo que no pueden hacer». Por su parte, Claudio Suárez, uno de los referentes del equipo sanjuanino, resume lo que significóo el deporte adaptado en su vida: «es mi cable a tierra». «Pato» Suáarez es amputado bajo rodilla hace 30 años y siempre buscó el deporte para superarse «esto me cambia como persona cuando me vienen a ver mis familiares me siento messi en la cancha».
