Un fuerte contingente policial desplegado por las autoridades francesas limitó este sábado los disturbios durante la vigésimo tercera jornada de protesta de los llamados «chalecos amarillos».
Las autoridades multiplicaron las precauciones para impedir que se repitieran hechos violentos similares a los del 16 de marzo y que obligaron al presidente, Emmanuel Macron, a interrumpir un fin de semana de asueto, reseñó EFE.
Más de 10.000 personas fueron registradas, casi 200 detenidas y la mayor parte de ellas llevadas a dependencias
El final de la manifestación parisiense estaba fijado en la céntrica plaza de la República. Los primeros minutos de la protesta se desarrollaron con normalidad, con eslóganes en contra de Macron y llamamientos a la revuelta popular propios de los «chalecos amarillos.
Los manifestantes incorporaron críticas a las grandes fortunas del país que han prometido donaciones millonarias para restaurar Notre Dame y a quienes reprocharon no tener la misma generosidad con los problemas sociales del país.
«Gracias por acordaros de Notre Dame, pero no os olvidéis de Los Miserables», se leía en una pancarta que recordaba dos de las más célebres obras de Victor Hugo.
En los aledaños de la plaza de la República, grupos de radicales destruyeron mobiliario urbano y escaparates comerciales, además de incendiar varios vehículos.
Las fuerzas del orden respondieron lanzando gases lacrimógenos y pelotas de goma para dispersar a los violentos, lo que generó disturbios y enfrentamientos.
Con información de EFE