Hijo de Kiko Gómez pide que con una tutela se oculten los señalamientos criminales que manchan su insólita e inmerecida aspiración al Senado de la República.
Este es el caso de libertad de expresión y justicia al que le he invertido la mayor parte de los años más recientes de mi vida. Fernando Gómez Bacci (hijo del convicto asesino en serie Juan Francisco ´Kiko´ Gómez Cerchar, con al menos 132 homicidios a cuestas y condenado ya en dos juicios) acudió al recurso veloz de tutela o amparo con la esperanza de que un juez me conmine a rectificar las opiniones que he puesto en mi cuenta de Twitter respecto de los señalamientos que existen contra él en el sentido de que participó en el doloroso y cobarde asesinato del eminente neurólogo de Barranquilla Jorge Daza Barriga. Quiere que desmienta con un par de trinos de 140 caracteres cada uno las evidencias en ese sentido que reposan al menos en dos expedientes penales todavía abiertos y en uno de los juicios por homicidio múltiple ya fallados contra su padre.
Hay una razón real por la que Gómez Bacci solamente ahora ha adoptado la rara táctica de pedir que sea yo quien desvirtúe los señalamientos que lo marcan en expedientes que no manejo yo sino la justicia respecto del homicidio del doctor Daza Barriga. En efecto, todo se debe a que ha lanzado su nombre como candidato nada menos que al Senado de la República y, al parecer, se le dificulta alcanzar esa meta mientras haya periodistas que, como yo, le recuerden sus desventurados antecedentes. Pretende que su nombre manchado de sangre pueda ir a las urnas sin ser sometido antes al inevitable escrutinio público.
El doctor Jorge Daza Barriga fue asesinado el 24 de enero de 2014 por sicarios que ya están presos y uno de ellos ha aceptado su responsabilidad material. Faltan los autores intelectuales y en esa categoría, como vamos a ver, están señalados Kiko Gómez, que ya estaba preso para esa fecha, su hijo y su esposa.
Antes de entrar en materia, debo aclarar dos puntos: las opiniones (libre juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien) no se rectifican y las circunstancias que ligan al señor Gómez Bacci con semejante crimen él debe encararlas en las instancias judiciales donde están radicadas y no pidiendo que yo por orden de un juez de tutela salga a decir que es falso y equivocado lo que obra en los expedientes y sobre lo cual me he formado mi propio concepto.
Kiko Gómez, es preciso recordarlo, delinquió durante más de dos décadas en el olvidado departamento de La Guajira, en el que fue dos veces alcalde del saqueado municipio de Barrancas y después gobernador, cargo del cual me honro en haberlo tumbado con mis denuncias para que fuera apresado y llevado a juicio. Además, llamado por la Fiscalía General de la Nación, fui gustosamente testigo de cargo (ver aquí) y antes de ello denuncié públicamente la lista de 131 personas (ahora son 132) asesinadas por él (ver aquí). En dos de ellas figura la mano de Gómez Bacci.
Actualmente, estoy también llamado por la Fiscalía General a prestar mi testimonio como testigo contra Marcos Figueroa, alias Marquitos, en las audiencias que tendrán lugar para juzgarlo por innumerables homicidios. Este delincuente huyó a Brasil cuando lo denuncié en mis escritos. Allá cayó preso y fue extraditado. Ha sido siempre el jefe de sicarios de la organización de Kiko Gómez y su nombre aparece al lado del de Gómez Bacci en denuncias y expedientes judiciales.
Cuando me interesé por investigar el baño de sangre de décadas al que Kiko Gómez estaba sometiendo al departamento de La Guajira, comencé a recibir avisos y amenazas de planes homicidas contra mi vida, que se mantienen, todos los cuales he denunciado oportunamente. Entre ellos me he referido conforme a las informaciones llegadas a mis manos al hijo de Kiko Gómez, quien, de acuerdo con las mismas fuentes, también hace parte de planes que están en curso para acabar con las vidas de la joven periodista Diana López Zuleta (su papá, Luis López Peralta, también fue asesinado por el criminal Kiko y está condenado por ello) y el Fiscal Delegado ante la Corte Suprema de Justicia Julio Ospino, que lo acusó con éxito y valentía en ese caso. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Colombia la semana pasada lanzó al gobierno nacional un llamado urgente de protección especial para Diana López. Ella, por otro lado, consiguió que la Cámara de Representantes le retirara a Kiko la Orden de la Democracia Simón Bolívar que le otorgó nueve meses después de haber asesinado a su papá. Está en curso otro pedido para que le sea anulado un doctorado honoris causa que le confirió sin mérito alguno, obviamente la estatal Universidad de La Guajira.
Absolutamente todos los crímenes cometidos por Kiko desde asesinatos hasta robos monumentales de fondos públicos- estuvieron engavetados y cubiertos de polvo debido a que aquel, mediante sobornos y amenazas, manejaba la justicia y los organismos estatales de control en La Guajira. Modestia aparte, debido a gestiones mías la Fiscalía General rescató los expedientes y puso en marcha juicios que ya han sido fallados y otros que están en marcha.
Sobornar jueces y periodistas es una especialidad probada de Kiko Gómez y su banda criminal y familiar. Por ejemplo, el Juez 22 Civil Municipal de Barranquilla, Abelardo Tercero Andrade Meriño, el 13 de abril de 2015 falló en forma corrupta un recurso de habeas corpus en favor del criminal, por el cual recibió un pago multimillonario. Una fuente me dio la noticia a las tres de la mañana del 14 de abril y guardo la satisfacción de haber dado inmediato aviso a las autoridades, gracias a lo cual la libertad no se produjo, el juez fue arrestado, hallado el dinero de la coima y condenado.
¿Cómo puedo yo rectificar con un trino ordenado por un juez de tutela el señalamiento como homicida al hijo de Kíko Gómez, si así está mencionado en el proceso número 440016001080201101295 que cursa en la Fiscalía Primera Delegada ante la Corte Suprema de Justicia, lo mismo que en el número 201400017 de la Fiscalía Primera de Crimen Organizado?
¿Puede un juez de tutela exigirme que me retracte de lo que, bajo la gravedad del juramento, declaró en el juicio por el asesinato del ya mencionado Luis López Peralta el adolorido ginecólogo Bladimiro Cuello Daza, hermano menor del asesinado neurólogo Jorge Daza Barriga (Ver aquí y aquí)?
Tampoco puedo rectificar los términos de la angustiada carta que Cuello Daza, hoy cónsul de Colombia en Atlanta, le dirigió el pasado 11 de septiembre al Presidente de la República, Juan Manuel Santos. En ella avisa que él y su familia están seriamente amenazados de muerte por Kíko Gómez y su banda criminal y familiar, quienes, además, estarían preparando contra ellos un ataque homicida incluso en territorio de Estados Unidos, sobre lo que el gobierno de ese país ya está oficialmente sobre aviso. Revela que un querido empleado doméstico, suyo Iván Martínez- hace pocas semanas fue asesinado en el municipio de Fonseca, a pesar de tener protección estatal y asegura que, a no dudarlo por él, detrás de ese crimen estuvieron el hijo de Kiko Gómez, Fernando Gómez Bacci, así como su esposa y madre de este, Bibiana Bacci Gómez, a quien de tiempo atrás también he mencionado como criminal en mis opiniones y otros escritos.
La carta al Presidente, por fortuna, implicó la apertura de sendas investigaciones en la Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría General de la República, la Defensoría del Pueblo, el Ejército y la Policía Nacional.
Poseo copia de la entrevista que investigadores del reconocido abogado penalista Alejandro Hernández le hicieron con fines probatorios a Cuello Daza, en la que abunda en detalles y nombres respecto de las circunstancias en que fue asesinado su hermano el neurólogo Jorge Daza Barriga (las páginas más dicientes son la 10, 14, 17 y 18). Lo mismo que en otros testimonios, que también conozco, revela que el hijo de Kiko Gómez en persona al menos tres veces fue visto en Barranquilla espiando al médico asesinado. De hecho, este último se lo comentó un mes antes de su muerte y en su momento les fueron pedidos a la Fiscalía y a la Policía Nacional que recogieran distintas grabaciones hechas por cámaras de seguridad que debieron captar los seguimientos que hubo cerca de la casa del médico sacrificado y en su propio consultorio. El día del sepelio, el director de la Policía le indicó a Cuello Daza que las primeras pistas ya indicaban que la orden del asesinato de su hermano y los arreglos para cometerlo provinieron de la organización criminal y familiar de Kiko Gómez.
Fernando Gómez Bacci como lo afirman abundantes fuentes y testigos hace su campaña política en La Guajira acompañado por una bandada de pistoleros y fusileros que pertenecen a los grupos de sicarios de su padre y de Marcos Figueroa. ¿De dónde provienen esas armas? ¿Por qué las autoridades de aquella región del país no quieren verlas ni decomisarlas? ¿De dónde salen los dineros con los que financia la campaña política si tenemos en cuenta que todos los bienes y fondos de los Gómez incluso los que estaban en poder de testaferros fueron incautados para reparar con la venta de ellos a las familias de las personas que asesinó Kiko?
Cuando inicié, hace cuatro años, la difusión de mis denuncias que llevaron a Kiko Gómez a juicio, su hijo cundió los periódicos de Colombia con avisos pagados en los que me invitaba a rectificar y dialogar como si se tratara de una desavenencia personal y trataba de convencerme de que su padre era poco menos que un indefenso perseguido político lleno de méritos humanitarios y no un gáster y asesino despiadado (ver aquí). El tiempo y la justicia me dieron la razón a mí.
Hoy, mi opinión sobre el señor Fernando Gómez Bacci es que se trata de un criminal hasta ahora impune. Ojalá el electorado entienda que sus antecedentes personales no le sirven para ser senador, como pretende, sino para ser llevado ojalá pronto a la cárcel.
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