El Club de boxeo Maccabi se encuentra en un refugio antibombas en una pequeña calle del barrio de Katamon, en el sur de Jerusalén. Está comandado por Jershon Luxemburg, un pentacamepón uzbeco judío que ahora se dedica a entrenar a adultos y niños, de ambos sexos y todas las religiones.
Con los alumnos árabes que no hablan hebreo, Luxemburg se entiende por señas, con los niños es cariñoso y a todos los demás los trata a gritos: ¡a trabajar, a trabajar! ¡No hemos venido aquí a jugar!. Dice que todo el mundo puede dar golpes, que no es por eso por lo que viene su clientela, sino para aprender a defenderse y, con ello, sentirse mejor, física y espiritualmente.
