El concurso de vinos de Bruselas este año tiene sabor mexicano

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    En el Museo del Vino de Dolores de Hidalgo, ciudad cuna de su independencia, México recibe por primera vez el Concurso Mundial de Bruselas, una vía de acceso por la puerta grande al panorama mundial para sus cada vez más selectos vinos y espirituosos.

    «Nuestra idea es mostrar al mundo lo que está pasando. Vamos a sacar una foto de la realidad del sector vinícola en México», explica el presidente del Concurso Mundial de Bruselas, Baudouin Habaux.

    La primera de tres jornadas de cata se celebró el jueves a 300 kilómetros de la Ciudad de México en un antiguo hospital del siglo XIX, donde el próximo sábado concluye este capítulo mexicano del concurso.

    Allí, 35 expertos (sumillers, periodistas e investigadores) procedentes de ocho países (España, Francia, Bélgica, Alemania, Japón, Rusia, Reino Unido y México) determinarán, sin saber qué botella están probando, las puntuaciones de algunas etiquetas que México produce.

    El país podrá, a través de las medallas que potencialmente obtenga (plata, oro o gran oro), internacionalizar con mayor facilidad sus vinos y mezcales con un aval reconocido.

    «Una medalla es dar una garantía al consumidor (…), pero una medalla es una llave también para el productor, es una herramienta de comercialización porque los productores (mexicanos) ahora no son conocidos en los mercados exteriores, pero el concurso sí», señala Habaux.

    Las tres catas incluyen 397 etiquetas, 320 vinos y 77 espirituosos producidos en tierra mexicana.