Las crisis afectan a todos los ciudadanos, pero los más vulnerables siempre lo pasan peor. Este es el caso de los ancianos venezolanos cuya situación dista de una época dorada, pues el desabastecimiento de comida y la creciente inflación impacta directamente en el estómago de los abuelos.
HispanoPost recorrió tres ancianatos de la capital venezolana y el problema más notorio se repite: falta de alimentos, reducción de porciones de comida, desnutrición, limitado acceso al «mercado negro» de alimentos por los altos costos. Todo esto afecta la salud de los ancianos quienes han estado bajando de peso a consecuencia de esta coyuntura.
Tanto los geriátricos subsidiados por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) como los privados atraviesan la misma situación, los alimentos están tan escasos que un adulto mayor ya no puede comer balanceado, porque no se consiguen los carbohidratos y porque las carnes blancas y frutas están muy costosas.
Hace dos meses se reportó que 30 abuelos habían fallecido en el ancianato «Madre Teresa de Calcuta» por la mala alimentación que llevaron.
