Los habitantes de la capital de Venezuela se han acostumbrado a ver una ciudad implacable: en sus calles abunda la basura, el tráfico vehicular es pesado, la inseguridad es altísima y el transporte público es deficiente. Sin embargo, hay historias particulares, como la de Humberto Arocha, que tiñen de color a esa Caracas gris.
Conocido también como el poeta de Chacao, cuenta que estuvo preso y salió libre. Se quedó solo y sin familia, nunca pudo levantarse. Hoy dice que no consume alcohol ni drogas. Es querido por los vecinos, y muchas personas se acercan a jugar ajedrez o a escuchar sus poemas, tiene más de 12 años en la calle.