El doctor Roberto Flores es uno de los pocos entomólogos forenses en activo en la república mexicana, trabajando desde la Universidad Autónoma Chapingo para esclarecer crímenes en el centro del país a partir de lo que «dicen» los insectos.
«A veces la gente no identifica a los insectos con los procesos de putrefacción cadavérica», declara el biólogo, quien a partir de un conocimiento preciso de los ciclos de vida de las diferentes especies de moscas que se alimentan de un cuerpo puede determinar con precisión, a veces de horas, el momento de la defunción de una víctima.
Los insectos también acumulan posibles tóxicos consumidos por la víctima en sus estómagos al ser consumidos, indicando un envenenamiento o sobredosis, y el encontrar una larva de un insecto típico de otra región indica que el cadáver fue desplazado, ayudando a determinar con mayor precisión el sitio de la muerte.
Flores, quien debe recolectar insectos directamente de cadáveres y reproducir sus ciclos de vida sobre cerdos en su laboratorio universitario, no siente ninguna repulsión por los bichos que maneja, «Al insecto no le interesa si está sobre un cadáver de un hombre o una víctima de crímen, ellos quieren comer y continuar su ciclo de vida», del mismo modo que el biólogo quiere utilizar sus conocimientos para ayudar a las causas legales de su país.
