Nunca he visto Game of Thrones, no tengo una opinión positiva ni negativa de la serie porque simplemente no la conozco. Tampoco he visto Avengers, no tengo ni la más remota idea de si merece o no la pena. No importa cuántas veces sean parte de las tendencias en redes sociales, nadie me ha podido convencer de verlas. No me han llamado la atención estas ficciones como para usar mi tiempo en descubrirlas.
Tengo una convicción férrea: solamente veo lo que me interesa verdaderamente. Lo que me seduce por una razón u otra. No me gusta seguir modas ni tendencias. Me guio por mi propio criterio, hago caso a lo que me interesa en el momento. Quizás en unos meses o algunos años vuelva la mirada a Game of Thrones o Avengers. Ahora mismo no creo que eso ocurra.
Siempre he sentido que dejarse llevar por las tendencias y las modas a ciegas, es decir, ver algo solamente porque miles de personas lo hacen, es una forma de renunciar al derecho que tenemos de ejercer nuestro libre albedrio. Es dejar de lado el simple placer de construir nuestros gustos y a través de ellos nuestra personalidad. Es, además, cederle la responsabilidad a otros de elegir en nuestro nombre sin reflexionar antes si estamos de acuerdo o no con esa elección.
Si de forma legítima (porque te gustan los actores, te interesa la historia, te genera curiosidad o cualquier otra razón única y personal) quieres ver Game of Thrones, Avengers o cualquier otra película bien vale la pena hacerlo. No se trata de no escuchar (y leer) sugerencias, ya que es necesario hacerlo siempre, es la única forma de enriquecer nuestro criterio.
No obstante, ver una serie o un estreno solamente porque son parte de las tendencias es, por sobre todo, una pérdida de tiempo.
El cine es una experiencia única e intransferible. Si conectas o no con una historia dependerá de tus gustos, intereses, formas de ver el mundo. Si quieres ver una serie o un estreno (aunque no te interese en lo más mínimo) porque hay que verlas o están de moda muy seguramente el resultado final de esa experiencia no será gratificante.
Las ficciones son como las relaciones amorosas. Si te relacionas con alguien solamente porque le cae bien a tus padres o amigos no pasará nada por más que lo intentes. Sin un interés único y legitimo relacionarse es una pérdida de tiempo, por más sensacional que pueda ser el otro. Funciona igual con el cine.
Seguir las modas no sirve si realmente lo que quieres es descubrir ficciones que realmente conecten contigo. Bien sea que busques reflexión o entretenimiento.
Una obra de arte es cualquier cosa que alguien la considere como tal, aunque solo lo sea para ese alguien dice John Carey en su libro ¿Para qué sirve el arte? (Debate, 2006) creo profundamente en esa afirmación. Cada uno puede (y debe) elegir sus propias series y películas imprescindibles, sus obras de arte obligatorias.
Acércate a las ficciones que te conmueven (estén o no en tendencia) después de todo para verlas debes invertir lo más valioso que tienes: tu tiempo.