Era un secreto a voces, una leyenda urbana donde todos decían conocer su existencia pero pocos denunciaban a las mafias que las organizaban. Sin embargo, el accionar del gobierno provincial y principalmente la presión de activistas, pusieron en jaque a las carreras de galgos en Argentina.
En los últimos días las asociaciones protectoras de animales y la sociedad en su conjunto, se vieron sorprendidas por el inédito accionar de la Policía de La Provincia de Buenos Aires, que allanó e interrumpió el inicio de una competencia ilegal, incautando diversos elementos que facilitaban el delito, abriendo causas por maltrato animal y juego clandestino contra los organizadores y básicamente rescatando a los perros que eran explotados para satisfacer las necesidades lúdicas y económicas de quienes dicen ser sus «amos».
La vida y la muerte de esta raza se separa por un dramático y conocido proceso, sometidos a la cría indiscriminada, hacinados en jaulas diminutas, carentes de todo tipo de afecto y castigados con látigos son explotados hasta ser considerados «inútiles». Tan sencillo como imperdonable.
A pocos días de sancionarse la ley que castigará con penas de prisión de 1 a 4 años y multas de hasta 5500 dólares a quien «organice, participe o promueva competencias», Hispanopost llegó hasta el refugio de César Ferrari, abogado y proteccionista de animales, para dialogar sobre esa situación.
Utilizando el dinero que gana como profesional para lograr el bienestar de sus animales, César se muestra feliz trabajando junto a los 50 perros que rescató de la calle y que cuida, según él, «como miembros de su familia», mientras sentencia con autoridad más que suficiente, que el animal más asesino del mundo es el ser humano. #StopGalgueros.
