«Cada ladrón juzga por su condición». Un mexicano corroboró la veracidad de esta refrán, pues al tratar de comprobar sus sospechas de que en un mercado estafaban a sus clientes descubrió que las mismas estaban infundadas quedando en ridículo.
«Cada ladrón juzga por su condición». Un mexicano corroboró la veracidad de esta refrán, pues al tratar de comprobar sus sospechas de que en un mercado estafaban a sus clientes descubrió que las mismas estaban infundadas quedando en ridículo.
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