La administración de Nicolás Maduro celebró la ratificación de Venezuela como miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas. Sin embargo, la crisis de la salud se profundiza en el país y especialmente en el Hospital de Niños José Manuel de Los Ríos por la falta de insumos y medicinas, entre otras carencias.
La sociedad médica, madres y padres de los enfermos y pacientes adolescentes del JM denunciaron ayer la dramática situación que atraviesa el hospital con 87 años de fundado y que fue modelo de excelencia sanitaria hasta hace 20 años por las malas políticas y descuido gubernamentales.
En febrero de 2018, la Comisión Interamericana de Defensa de los Derechos Humanos, por solicitud del Centro Comunitario de Aprendizaje y Prepara Familia, dictó una medida cautelar para proteger a varios pacientes de la unidad de Nefrología la cual fue extendida a la totalidad de los pacientes del JM De los Ríos en agosto.
Katerine Martínez, directiva de Prepara Familia, señaló que las autoridades han hecho caso omiso a estas medidas cautelares mientras la salud de los pacientes niños y adolescentes se deteriora hasta el punto de fallecer porque la administración de Maduro no dota adecuadamente al centro hospitalario.
Carlos Trapani, representante de Cecodap, sostuvo que el gobierno atribuye la situación a las sanciones de Estados Unidos, pero desde 2.000 esa organización no gubernamental denuncia la crisis en el JM. Es inaceptable que los niños no tengan la posibilidad de un trasplante de riñón porque se suspendieron esas operaciones o padezcan dolor por falta de analgésicos.
La doctora Ingrid Soto destacó que desde el ingreso de los niños al hospital se les vulnera su derecho a la alimentación balanceada, especial y raciones requeridas por su condición, pues la comida carece de proteína animal (carne, pollo, huevos, leche y queso). La dieta es a base de carbohidratos: en la mañana una arepa sin relleno, al mediodía arroz sin sal y a veces granos (caraotas) también sin sal que es la poca proteína que reciben los pacientes, alertó.
Los galenos exigen que las autoridades los escuchen y adoptar medidas conjuntas para el buen funcionamiento del JM, aquejado además por el enorme éxodo de personal al exterior debido a las malas condiciones de trabajo y los bajos sueldos.
El doctor José Garibaldi indicó que la infraestructura del JM está por el suelo pese a las remodelaciones en los últimos años, las cuales se hacen con materiales de mala calidad que al poco tiempo se traducen en agrietamientos, techos caídos y filtraciones de aguas negras.
Refirió que los ascensores no funcionan, no hay químicos ni reactivos en los laboratorios, tampoco equipos como rayos X o tomógrafos, las medicinas provienen en gran parte de donaciones o las deben comprar los padres. El personal sigue trabajando por la vocación de servicio, pero se corre el riesgo de la paralización o cierre.
Siento que, si mi hija pasa un año más, le va a explotar el corazón o el hígado por la cantidad de hierro que tiene además de una desnutrición post clínica, narró la madre de una paciente de la unidad de Hematología. El banco de sangre y el laboratorio operan al mínimo y las transfusiones se realizan con sangre sin procesar lo que pone en riesgo a los pacientes.
Más de 20 niños de la unidad de diálisis y nefrología murieron los últimos 2 años.