La brutalidad policial arremete contra manifestantes en Río

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    Mónica Lima, indígena y profesora de la Universidad Estadual de Río de Janeiro y miembro del grupo de resistencia, Aldeia Maracaná, tuvo que ser operada después de que la Guardia Municipal quebrara su pierna hasta en cuatro partes en la protesta contra la reforma de la Seguridad Social celebrada el pasado 15 de marzo.

    Mónica, veterana activista y luchadora por la igualdad social y los derechos de la clase trabajadora y de la cultura indígena, estaba dejando atrás la manifestación por un problema de asma ante las bombas y gas lacrimógeno lanzadas por la policía cuando varios guardias municipales fueron detrás de ella y la agredieron hasta inmovilizarla en el suelo.

    Tras la agresión, Mónica fue conducida al hospital público, Souza Aguiar, donde,  según denuncia la activista, los enfermos se abarrotan en las salas, algunos incluso permanecen en el suelo, dice, y el equipo sanitario es ínfimo para atender a todos los pacientes. Precisamente, el rescate por la sanidad pública era uno de los motivos que llevó a los manifestantes a salir a las calles el pasado 15 de marzo.  

    Mónica consiguió el traslado al INTO, el Hospital de Traumatología donde ha sido operada esta semana. En la agresión los policías rompieron su tibia y la fíbula y le dejaron hematomas en cuerpo y rostro.

    No es la primera vez que la brutalidad policial de Río es fuente de críticas, en las manifestaciones de 2013 y 2014 la virulencia de la acción policial dejó centenares de heridos y detenciones arbitrarias.

    En esta ocasión, la presencia más directa de la Guardia Municipal actuando como fuerza armada en las protestas ha causado también las críticas de los parlamentarios de la oposición. Según Mónica Lima, la Guardia Municipal está siendo militarizada con este propósito y asegura que, aunque está prohibido la utilización de armas no letales por los guardias municipales, hicieron uso de gas lacrimógeno y balas de goma contra los manifestantes.