La desidia es la reclusa más vieja en los calabozos de Venezuela

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    Los centros de detención preventiva no escapan del deterioro del sistema penitenciario que mantiene Venezuela. Los calabozos o celdas de las comisarías están tan deterioradas que quienes han cometido delitos menores pagan sus retenciones preventivas en condiciones infrahumanas.

    En la Policía del municipio Los Salias, un ayuntamiento de clase media a 30 minutos de Caracas, hay presuntos delincuentes. La presunción obedece a que son testigos y a su vez víctimas del retardo procesal. Hombres que debieron tener sentencia firme y que hasta ahora solo tienen una vida poco honrosa en cuatro paredes sucias cubiertas de grafitis. 

    Se quejan de las condiciones, aseguran ser inocentes. Mientras esto ocurre, deben defecar en una letrina casi improvisada y no cuentan con las condiciones mínimas  de salubridad.

    El reo que sea inocente paga hasta sus pecados más caros en estos calabozos.