Con un sorpresivo anuncio, el jueves 12 de enero se derogó la política de Pies Secos Pies Mojados para los migrantes cubanos, que había sido implantada por el presidente Bill Clinton en 1995 en medio de uno de los tantos éxodos que han caracterizado la vida cubana bajo el castrismo.
En 1995, el gobierno norteamericano buscaba la forma de frenar el continuo flujo de balseros que se lanzaban al mar para llegar a Estados Unidos donde eran recibidos con los brazos abiertos y se les otorgaba un parole para permanecer en Estados Unidos hasta que un año después, y en virtud de la Ley de Ajuste Cubano de 1966, obtenían la Green Card o residencia norteamericana, tan ansiada por migrantes de todos los países. Un beneficio exclusivo de los cubanos que lograban llegar a Estados Unidos.
Pero los cubanos eran muchos, demasiados. Una invasión silenciosa de miles y miles de personas, que emigraban hacia Estados Unidos, como lo hacen Mexicanos, Guatemaltecos, Salvadoreños, Nicaragüenses, Hondureños, Haitianos y personas de casi todos los países. Hoy en día, nos encontramos ante una fuerte inmigración de venezolanos que llegan por vía aérea y se quedan debido a la represión y a los problemas económicos en que el gobierno de Nicolás Maduro ha traído a Venezuela.
Pero en 1995, el problema era limitar la cantidad de cubanos que estaban llegando, y hacerlo de manera política porque los políticos son maestros de resolver las cosas sin resolverlas, buscando no perder votos en las siguientes elecciones pues los políticos viven de votos. Entonces Estados Unidos, tras una negociación con Cuba, estableció la política que se llamó Pies Secos Pies Mojados, la cual utilizaba el azar para decidir que cubanos podían quedarse en Estados Unidos y cuáles no.
Para aquellos lectores de otros países, que no la conocen, les explico que la política consistía en que la Guardia Costera norteamericana buscaba interceptar en medio del mar a las balsas que se dirigían a Estados Unidos. Estos balseros eran los llamados pies mojados y si eran encontrados, eran detenidos y regresados a Cuba.
Pero los que se escabullían y lograban llegar a suelo estadounidense eran recibidos con los brazos abiertos y se les otorgaba un parole. Estos eran los pies secos, porque habían tocado tierra firme. También eran considerados pies secos a aquellos cubanos que por tener la nacionalidad de otro país llegaban con visa por vía aérea y al llegar pedían y recibían su parole. Igualmente sucedía con los que lograban llegar a las fronteras con México y Canadá.
Humanamente no había ninguna diferencia entre las personas que eran interceptadas y las que lograban llegar, por lo que como criterio de admisión-exclusión era muy pobre, y hasta malévolo, pero era políticamente aceptable.
Y notarán que hasta aquí no hemos mencionado la Ley de Ajuste Cubano porque esta solo se aplica después de que los cubanos llevan un año y un día en el país. Entonces, gracias a su parole, solicitaban y recibían la residencia de manera automática.
Muchos de ellos, tras un año de trabajo para ganar dinero y mandárselo a sus familiares en Cuba, cuando recibían la Green Card lo primero que hacían era viajar a Cuba para visitar a Padres, hermanos, esposas e hijos que habían dejado atrás y llevarles cosas de las que carecían.
Algunos cubanos que llevaban tiempo residiendo en Estados Unidos, consideraban eso como un abuso del beneficio y querían modificarlo. Pero la realidad es que simplemente estaban usando los beneficios que otorgaba la ley, y sin duda, ir a Cuba a visitar a sus familiares tenía un incuestionable aspecto humano. Esos viajes, aparte de legales eran y son lógicos y naturales.
A raíz del deshielo, y del viaje del presidente Obama a Cuba, el gobierno de Cuba vio con temor como los ojos de muchos cubanos que habían estado cerrados por años, se abrían. Entonces recurrió a incrementar la represión, la cual se incrementó tras la muerte de Fidel Castro. Esta represión, aunada a los problemas económicos y carencias que se sufren a diario en Cuba, provocó un nuevo éxodo.
Los cubanos salían por donde podían. América Latina se llenó de cubanos que buscaban llegar a la frontera con Estados Unidos y esto creó crisis migratorias en muchos países, pero sobre todo en Costa Rica, Panamá y Colombia. Estas crisis se resolvían de una forma o de otra pero los migrantes cubanos caían en manos de coyotes y traficantes de personas.
Los países latinoamericanos protestaron ante Estados Unidos solicitando que se eliminaran los beneficios especiales para los migrantes cubanos. La misma Cuba, que siempre se benefició con la válvula de escape que eran los éxodos masivos, insistió en la eliminación de los beneficios especiales a los cubanos.
Y el número de pies secos seguía creciendo y llegó a estar fuera de control. El presidente electo Donald Trump, incluyó dentro de su programa de gobierno, la eliminación de la política de pies secos-pies mojados.
Pero el jueves 12 de enero, a 8 días de dejar la presidencia, el presidente Obama decidió actuar y ordenó al Departamento de Seguridad Interior (Homeland Security) que procediera a derogar la política con carácter inmediato. Al mismo tiempo confirmó que se continuaría otorgando un mínimo de 20,000 visas para que los cubanos pudieran emigrar legalmente.
Así, una política que fue ilógica desde el principio, muere con la presidencia de Obama. El equipo de transición de Trump fue informado, pero al momento que se escribe este artículo, no se ha pronunciado al respecto.
Y queda un problema con cientos de cubanos en tránsito por el mar, o que están en México o en camino a la frontera y que ya no pueden cruzar. Se ha creado una crisis mayúscula que Estados Unidos y Cuba tienen la obligación de resolver.
Hoy, los migrantes cubanos son tratados de la misma forma que los migrantes de cualquier otro país. Los que lleguen a suelo norteamericano podrán ser deportados, o deberán solicitar asilo político.
Para recibir asilo, un cubano deberá demostrar ante un juez de inmigración que sufre un temor fundamentado de que ha sido o será perseguido por su raza, nacionalidad, religión, opinión política o por pertenecer a determinado grupo social, y este es un proceso largo, costoso y difícil de ganar. Si no obtienen el asilo, serán deportados.
Esto provocará que existan cubanos indocumentados, como hay mexicanos indocumentados, centroamericanos indocumentados, venezolanos indocumentados, etc. Ninguna ley por sí sola, eliminará la causa del éxodo cubano si no se resuelve la causa fundamental.
Y esa causa raíz la conforman la carencia de oportunidades económicas en Cuba, la escasez, la corrupción gubernamental y la represión y el acoso del gobierno castrista contra los cubanos que desean labrarse un futuro en su país. Solo eso y que sus derechos humanos sean respetados evitará que los cubanos continúen abandonando su país para buscar afuera un futuro para ellos y sus familias que no consiguen en su país.
Por eso es necesario que el nuevo gobierno norteamericano, retome las negociaciones con Cuba, y logre impulsar verdaderos cambios económicos, una amplia apertura política y un total respeto a los derechos humanos. El objetivo de Trump, debe ser continuar el deshielo pero lograr eliminar la represión en Cuba.
El gobierno cubano tiene miedo, y hay que utilizar ese miedo para que se logren concesiones y cambios reales.