Mujer, amante de fútbol y combatiente de mafiosos, puede sonar más una rara la carta de presentación de Mónica Nizzardo. Esta mujer es una heroína que lucha todos los días por enjuiciar a quienes promuevan el vandalismo en el fútbol argentino. Para ello creó la ONG, Salvemos al fútbol, la primera organización que enfrenta y denuncia a las barrasbravas.
«Los grandes sueños no requieren grandes alas, sino un tren de aterrizaje», el estado en su cuenta oficial de Twitter describa, tal vez, las sensaciones vividas en sus años como dirigente de fútbol y cara visible de la ONG.
Agotada, amenazada, con proyectos en vano y enfrentada a la connivencia política, Mónica decidió interrumpir el sueño «anti barras» y bajar a la tierra para reconocer que el final entre David y Goliat solo pasa en la película mientras que en la lucha contra los violentos del fútbol, los buenos pierden.
En sus casi diez años al frente de la organización, tiene en su haber llevado a juicio a Julio Dib, barrabrava del modesto Club Atlanta, quien fue denunciado y perseguido por Mónica luego de haber sufrido sus presiones, exigencia de dinero y destrozos en la oficina que ella tenía como dirigente del club. Sin embargo semejante lucha no fue suficiente pues el mafioso fue absuelto ya que ningún otro dirigente del club declaró en su contra.
En diálogo con HispanoPost habla del mal que tanto daño le ha hecho a ella y al fútbol pero claro, la solución ya nada tiene que ver con su voluntad.
