Los demonios interiores de Elia Kazan en: The Arrangement

- Publicidad -

Eddy Anderson es un mago de la publicidad  greco-americano que , a sus cuarenta años, vive el sueño ansiado por miles de sus paisanos al emigrar a la denominada “Tierra de las Oportunidades”: habita en una gran mansión con su elegante y dócil esposa Florence — correcta pero sin deslumbrar Deborah Kerr— ; goza de un  envidiable estatus social y laboral; y culmina tan celestial sinfonía con todos los “ líos de faldas” que pueda desear,  incluido su tórrido affaire con la “fulana de la oficina”, la rubia e insolente Gwen —sensual y cautivadora, como nunca,  Faye Dunaway en, quizás, la mejor interpretación de su carrera—.

Tras un plácido amanecer en su lecho —paralelo, pero suficientemente separado del de su mujer—, a las 7: 45 en punto suena en su radio-despertador, con milimétrica puntualidad, el primero de sus anuncios: ”¡Limpio como una brisa¡ ¡ Zephyr, el cigarrillo en el más confías es el que más disfrutas¡”. 

- Publicidad -

Cuando, impecablemente acicalados, bajan  al impoluto jardín ya les espera un suculento desayuno gentileza de su servicio. Desde las abnegadas sirvientas, al limpiador de la majestuosa piscina, están ya todos en marcha, prestos a complacerles.  

Un sinfín de botones procuran que todo transcurra con superlativa precisión: desde la conexión del transistor ubicado en la terraza, para comprobar la exacta cronología de todas y cada una de sus cuñas publicitarias; a la del aspersor para regar las plantas  o de la alarma de su sofisticado reloj; pasando por la apertura de su amplio garaje, donde hasta tres automóviles  de alta gama reposan relucientes.

Tras una gélida despedida de su “santa señora”, el magnífico azul del cielo le hace optar por el  Alfa Romeo Spider descapotable para dirigirse a su lugar de trabajo en una prestigiosa agencia de publicidad, donde es el ejecutivo estrella y mano derecha del patrón, el Sr. Finnegan.

Mientras conduce con fruición, espléndidamente engominado y trajeado, con su esmerado    bigote adornando su tez,  la “niña de sus ojos” — Zephyr— sigue acaparando las ondas.  

Pero el perfecto retrato del triunfo nunca es tan hermoso como visualmente aparenta.

Cuando todo parecía seguir los designios del Señor, de repente, mientras circula entre dos enormes camiones, comienza a efectuar  extraños gestos mirando a un lado y a otro, ignorando repetidamente la visión frontal y soltando prolongadamente el volante, con un semblante trastornado que indica a voces que algo muy extraño ocurre dentro de su cerebro.  

Al avisarle los alarmados conductores, mediante varios bocinazos, para que cese en su imprudente proceder, súbitamente efectúa un ademán de rabia enloquecida precipitando su lujoso vehículo bajo uno de los camiones y provocando un colosal accidente. Su coche queda completamente destrozado pero, salvo alguna herida leve,  sale milagrosamente indemne. 

¿Suicidio? Nadie se atreve a pronunciar la palabra. Sólo él sabe que no ha buscado, en realidad, su aniquilación, sino el despertar de su alma.

 A partir de aquí, “mudo” externamente pero en un permanente diálogo con su álter ego, efectúa un confuso viaje dentro de sí mismo tratando  de entender como ha llegado al punto en el que ahora se encuentra, mientras un continuo flashback de imágenes fluye sin ningún orden en su cabeza recordando sus mejores intervenciones profesionales o sus escarceos extramaritales. Pero, sobre todo, aparece Gwen. Su bella y sugerente silueta remojándose desnuda en la piscina mientras él, tumbado sobre el borde de la misma,  le ofrece un racimo de uvas, parece tan inmensamente real  y, sin embargo, es pura reminiscencia.

Rememora como comenzó todo. Como ella, con su brutal e hiriente sinceridad, le hace comprender cuan vacía y despreciable es su existencia: “Se que yo no soy nada. Nunca lo fui. Pero tú, Eddie…¡Lo que hubieras podido ser…! ¿Qué te ha pasado Eddie? ¡Tiene que matarte  pensar en lo que hubieras  podido ser!”.

Como, únicamente por dinero, por poseer toda una serie de bienes materiales y habitar en una “jaula de oro” con la mujer teóricamente ideal, a la que, sin embargo, no quiere, se ha convertido en un mero esclavo de una colectividad a la que detesta, deambulando obligadamente entre fingidos amigos en un entorno fariseo, donde todos cuantos  le rodean actúan exclusivamente por interés. 

Convivir a diario con personajes de gran bajeza moral; como su desleal y repelente abogado Arthur o el  manipulador Psiquiatra Dr. Leibman —ambos envidiosos de su aparente gloria y enamorados en la sombra  de Florence—; quien, a su vez,  pretendidamente generosa, pero guiada únicamente por la codicia, sólo está dispuesta a amarle y perdonar sus excentricidades si vuelve a ser el “triunfador” que fue; y, por supuesto, el indeseable Sr. Finnegan, tan arrogante con el débil, como pusilánime con el poderoso;  ha transformado su espíritu hasta perder la propia noción de sí mismo. 

Rodada en 1969, The Arrangement —versión cinematográfica de su homónima, autobiográfica y exitosa novela— es la más  atrevida, anárquica y transgresora de cuantas películas haya dirigido el maestro Elia Kazan —aunque también la más vapuleada por la crítica—. Con una narración deliberadamente desordenada nos muestra la desgarradora lucha interior de un hombre que se debate entre ser quien todos desean, por conveniencia, que sea —El brillante, carismático  y seductor Eddie Anderson— y quién realmente es —Evangelos Topouzoglu, su verdadero nombre, aquel niño sencillo, estudioso y  amante de la literatura al que su madre protegía  de un padre autoritario y obsesionado con el “vil metal”—. 

Como ya hiciera en On The Water Front —La Ley del Silencio— Kazan se revuelve frente al desprecio soportado por su labor de delator de algunos de sus colegas comunistas ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas, despojando al ser humano de sus más repulsivas máscaras —de ahí el simbolismo, aparte de la indudable intención provocadora, de las múltiples secuencias con desnudos de los protagonistas— y mostrando con crudeza la verdadera cara de una sociedad sin valores que disocia el éxito y el fracaso con una simple corbata.

Un soberbio Kirk Douglas exhibe magistralmente todos y cada uno de los rostros de Eddie Anderson —aunque Kazan no acabara muy contento con su trabajo y anhelara a Marlon Brando, quien adujo su desmotivación tras la trágica muerte de Martin Luther King para rechazar el papel, pese a la reunión efectuada con el director y a la carta  que este llegó a enviarle en un último intento de persuadirle, donde le exponía: “Creo que cuando has estado en forma has sido el mejor actor, pero sólo quiero hacer este filme  contigo  si realmente te gusta el libro . Si realmente significa algo para ti”—.

Con unos diálogos tan exquisitamente cuidados como los silencios —“Lo que oyes no es tan importante como lo que ves. Un primer plano penetra en los pensamientos y sentimientos de la gente. Cuando la cámara capta una gran actuación entras en el personaje. Es muy penetrante psicológicamente”, solía decir el talentoso cineasta—, son especialmente geniales las escenas en que Douglas interactúa  con Deborah Kerr, Faye Dunaway o Richard Boone — quien da vida a  Sam, el padre de Eddie—.

- Publicidad -

Más del autor

Artículos relacionados

Lo más reciente

Sam Bankman-Fried, cerebro de la plataforma de criptomonedas FTX, fue sentenciado a 25 años de cárcel

El cerebro de la plataforma de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, fue sentenciado este jueves 28 de marzo en Nueva York a 25 años de...

Lula y Macron afirman que veto a la candidatura de Corina Yoris en Venezuela es “grave”

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este jueves 28 de marzo que el bloqueo de la candidatura de la opositora...

CNE ante declaraciones de EEUU: “Cualquier intento de interferir las elecciones será enfrentado con determinación”

El Consejo Nacional Electoral (CNE) rechazó este jueves 28 de marzo por «insolentes y falsos» las declaraciones del Departamento de Estado señalando al ente...

¿Quieres recibir las notas de mayor interés en tu email?

Comparte con nosotros tu email y te haremos llegar las noticias de mayor relevancia directo a tu correo