La historia no podía ser distinta. Tenía que ser un dramón y más si las protagonistas son oriundas de la gran fábrica de telenovelas de Latinoamérica. Y más si se viene de una dinastía como la Pinal, en la que las intrigas, dimes y diretes han sido, casi, tan protagonistas como sus integrantes.
Alejandra Guzmán y su hija, Frida Sofía, han dado en los últimos días los mejores capítulos de su propia telenovela. Mientras los domingos el público hace un alto para enterarse de cosas que no sabía de la matrona Silvia en la bioserie sobre ella, su hija y su nieta alimentan el morbo de los chismosos. El más reciente round lo ganó Frida, quien declaró al programa «Suelta la sopa» que su mamá sí anda con su exnovio, Cristian Estrada, que nunca fue una madre responsable, que prefirió su carrera antes que a ella y que, en muchas ocasiones, ha querido frustrar sus intenciones de convertirse en artista.
Fotos y videos en los que se veía a Estrada en la celebración del cumpleaños de Guzmán sirvieron como pólvora, para que Frida sacara a relucir, una vez más, las situaciones no resueltas que tiene contra su madre. Y esta no se queda callada. Refuta todo lo que dice su hija y hasta la señala.
Esta situación ha hecho rememorar las riñas que Silvia Pinal ha tenido con sus hijas por los mismos motivos: carrera y pantalones. Célebre fue el pocotón de tiempo que no le habló a su hija mayor, Silvia Pasquel, por cuanto la acusó de levantarle el novio que tenía empezando la década de los años 70, el empresario Fernando Frade. Pero ya va. La cosa no queda ahí. También se dijo que a Pasquel le quitó el enamorado a su hermana Viridiana Alatriste, quien precisamente por huir de esta situación, murió en un accidente automovilístico a los 19 años.
Toda esta tragedia familiar abrió más el abismo entre las integrantes de la Dinastía. No hay que olvidar que a ella también pertenece Michelle Salas, la hija por muchos años no reconocida de Luis Miguel, hija de Stephanie Salas, hija de Silvia Pasquel. ¿Complicado de entender? Un poco, pero con calma es fácil.
En esta maraña de historias, Alejandra Guzmán ha estado dos veces al borde de la muerte a causa del uso de biopolímeros en su pompis, los cuales migraron hacia otras partes del cuerpo. La primera vez que estuvo mal fue lo que produjo que se rompieran los años de enemistad con su madre, quien nunca estuvo de acuerdo con que Alejandra se convirtiera en cantante con su papá, el venezolano Enrique Guzmán. Un episodio con drogas y alcohol (al parecer replicado por Frida Sofía) ameritó que terminara también en una clínica de rehabilitación, lo que permitió más el acercamiento con su madre e hija.
Pero la brecha volvió a abrirse al poco tiempo. ¿Tendrá esta historia algún final feliz? No hay que perderse el próximo capítulo.