Marzo es un mes sin precedentes en la historia de Venezuela. Detrás de la desesperación de los venezolanos por estar sin luz, agua, ni alimentos, como consecuencia de los mega apagones que se registraron en este periodo, hay un problema estructural que puede afectar la formación académica, física, ciudadana e integral de los estudiantes de preescolar, primaria y bachillerato.
Expertos en el área educativa y defensores de los derechos de los niños y adolescentes vieron con alarma que en marzo los colegios solo tuvieron ocho días de clases. La profesora Olga Ramos, miembro de la Asamblea de Educación, analiza el tema con preocupación, pues no se han anunciado planes de recuperación de materias, ni tampoco de clases perdidas.
El gran problema de todos los días que se pierden de clases es que los alumnos aprenden menos. A todos les dan la certificación automática de que aprobaron, pero los niños y adolescentes se convierten en analfabetas funcionales. Esos muchachos salen sin haber visto completos los programas de matemática o física ( ) Si en los procesos no se hacen unas buenas evaluaciones, van a ir arrastrando deficiencias y no se están formando profesionales potenciales y esto puede generar que los alumnos acumulen frustraciones porque, por ejemplo, muchas de estas personas realizarán trámites como ir a un banco y no van a entender lo que deben hacer, advierte Ramos.
Fausto Romeo, presidente de la Asociación Nacional de Institutos Educativos (Andiep), explicó que: Un día perdido de clases es un día que no se puede recuperar ( ) El calendario académico tiene 200 días de actividades hábiles.
A juicio del presidente de Andiep la parte más difícil para la recuperación académica es desde primer hasta quinto o sexto año de bachillerato: Allí se debe dar una recuperación. Las clases tienen que ser completas para que se pueda garantizar la enseñanza y el aprendizaje completo. Si en preescolar y primaria hay un conocimiento que no se imparte no es tan complejo. Las maestras de primaria deben tener la habilidad para refrescar y reforzar conocimientos. Si el niño no logró desarrollar todas las competencias, la próxima maestra debe hacer resumen y refrescar conocimientos. Ese el reto que tienen los maestros. Debe haber continuidad y ya en sexto grado se debe cerrar el ciclo de la primaria, pero ¿cómo se puede cumplir todo esto con las suspensiones de clases? La educación privada sí va a recuperar las clases, pero la pública no me consta.
Un problema de larga data
La profesora Olga Ramos destacó que el problema de la suspensión de clases se ha agudizado desde el inicio del período académico que empezó en septiembre de 2018, debido a los problemas con el transporte, alimentación, inseguridad y escasez de agua.
Todo esto ha generado que los estudiantes tengan inasistencias recurrentes. El problema está en que si por ejemplo si los muchachos tienen dos o tres veces a la semana esas inasistencias no se recuperan cuando ellos vuelven a la escuela. Si hay un aula con 30 muchachos y un día faltan 5 y el otro faltan 9, todo esto genera que el cronograma se deba ajustar constantemente. Si un muchacho estaba aprendiendo a sumar y al día siguiente se incorporan otros compañeros que no fueron, el proceso de aprendizaje se va a retrasar, precisó la integrante de la Asamblea de Educación.
Niños y adolescentes necesitan ayuda psicológica
El coordinador general de Cecodap, Carlos Trapani, refirió que desde el Servicio de Atención Psicológica de esta institución que defiende los derechos de los niños, niñas y adolescentes, han visto un repunto de situaciones de estrés, depresión, ansiedad y angustia.
Todo esto es un factor de riesgo ante la violencia. Desde Cecodap nos preocupa como los padres, madres y familias no tienen alternativas para afrontar una realidad tan difícil y desesperante. Nos preocupa también toda la angustia que los propios niños y adolescentes viven. Ahora las principales preocupaciones que tienen los niños no es por jugar, sino pensar cuando regresa la luz o tener miedo por quedarse sin comida, manifestó Trapani.
Carlos Trapani considera que se debe priorizar la protección de los niños en contextos de emergencia, fortalecer a las escuelas como espacios de protección y atender a grupos especialmente vulnerables: Dar información precisa y oportuna para garantizar una protección efectiva también es esencial. Hemos perdido muchos días de clase y se hace cuesta arriba cualquier proceso de reprogramación. Lamentablemente los cortes de luz que hemos vivido serán cada vez más recurrentes y aún así no estamos preparados. En las escuelas, además de los cortes de luz, hay un colapso histórico de todos los servicios básicos, por lo cual a los niños se les hace difícil no solo ir a la escuela, sino mantenerse dentro de ella.
Los especialistas en el área de educación y de derechos de niños y adolescentes ven con preocupación que pueden seguir interrumpiéndose las clases. Hay que recordar que en diciembre se perdieron cinco días de clases debido a las elecciones municipales y aún faltan los días de asueto de Semana Santa, dijo Fausto Romeo.
La profesora Olga Ramos también insistió en la necesidad de incluir apoyo psicológico a los estudiantes en programas de recuperación: A la pérdida de clases se le debe sumar la incertidumbre y el estrés que se generó. Se deben saber cuáles son las condiciones del entorno del estudiante, como por ejemplo, en el Zulia que se va la luz a cada rato. Desde mi punto de vista en este momento el ministerio de Educación debería estar elaborando materiales con psicólogos para poder orientar el proceso educativo para la formación.