Papi, ¿quién es Cruyff?

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    Nada más conocer la noticia a través de una alerta en mi celular le dije a mi hijo de 9 años: “Cristóbal, ha muerto Cruyff”. La respuesta, lejos de consolarme aumentó mi dolor: “papi, ¿quién es Cruyff?”.

    Cristóbal, al igual que yo, es fanático del Barcelona, pero la leyenda del holandés le queda demasiado lejana. Él sueña con ser Messi y me pregunta cada fin de semana si marcó la “Pulga”, Suárez o Neymar al igual que yo –a su edad- miraba los resúmenes de los partidos de la Liga Española con la esperanza de que Johan Cruyff –mi ídolo- hubiera metido algún golazo como ese que recuerdo como si fuera hoy que le endosó a Reina, portero del Atlético de Madrid, en el Camp Nou. Fue un pase alejado del poste derecho que perfectamente podía haber traspasado la línea del campo pero allí apareció la figura estilizada del bailarín del balón para tocar el balón de una manera indescriptible y elevarlo sobre el cuerpo de Reina.

    Recuerdo como éste, me obligan a contarle a mi hijo quién es Cruyff. Insisto en “es” y no “era” porque gracias a que toda su vida en el campo de juego está registrada en imágenes, disfrutaremos de su bella e inteligente forma de tocar el balón por los siglos de los siglos.

    Cruyff fue una especie de Beatle del fútbol que puso en mapa mundial al Ajax de Amsterdan con sus triunfos en la liga holandesa y en la Copa de Europa. Más tarde asombró con la Naranja Mecánica, en el Mundial de 1974 en Alemania, consiguiendo el subcampeonato. Su nombre y el de Neeskens, Rep o Krol han quedado para siempre marcados en la memoria de los que éramos niños entonces.

    En mi caso tuve la fortuna de que el Barcelona se fijara en él y lo fichara pues su manera de ver el fútbol y la vida con su melena y su toque de rebeldía me atraparon para siempre.

    Si como jugador fue un líder como entrenador lo fue más y nos regaló a los hinchas delBarça los años gloriosos del Dream Team en los que el club superó los complejos históricos y se consolidó en un ganador con todas las letras. Definitivamente, sin Cruyff no hubiera habido Guardiola ni tampoco los éxitos que vinieron después.

    La misma valentía que demostró en las canchas la demostró para dar una patada a la cajetilla de tabaco, enfrentarse a sus problemas cardiacos y más tarde a un cáncer del pulmón. Ese partido no pudo ganarlo y nos ha dejado a los 68 años. Bueno, este es el Cruyff que me ha acompañado toda la vida y me seguirá acompañando. Les dejo, voy a buscar ese golazo a Reina en el Calderón en lo mares de Internet.