Como una selfie con filtro fue catalogada la iniciativa de los paraguas colgantes en el Pasaje Linares, en el centro de la ciudad, que hace semanas fue ejecutada por la Alcaldía de Caracas.
Los vibrantes colores de cientos de paraguas suspendidos en el aire sobre la popular calle empedrada contrasta con la realidad de los caraqueños y del resto de los venezolanos.
En el mismo lugar que ha sido maquillado, hay evidencias de la crisis: los negocios del mercado San Jacinto están -en su mayoría- cerrados, los transeúntes se quejan de los precios en los pocos establecimientos que continúan abiertos, algunos caminan con su caja CLAP a cuesta y el techo de una de las edificaciones coloniales del pasaje se encuentra colapsado y en un evidente estado de deterioro.
A pesar de las objeciones de los ciudadanos, manifestados a través de las redes sociales y en las consultas realizadas por Hispanopost, consideran que el proyecto los ayuda a distraerse de la crisis que viven.
