Revisitando a Thoreau

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Con motivo de un viaje familiar, volví a Concord, un pueblito de 17.000 habitantes en las afueras de Boston, reluciente por sus importantes lugareños en la literatura americana: Waldo Emerson (Ata tu carreta a una estrella), Nathaniel Hawthorne (Hiawata), Louise May Alcott (Mujercitas y Hombrecitos) y otros más. Pero también, destacado en la Guerra de Independencia norteamericana, hacia donde se dirigía Paul Revere cuando fue capturado y donde se llevó a cabo la batalla Lexinton-Concord, (el grito que el mundo escucharía), que fue el primer incidente bélico con los ingleses.

Pero estas palabras van dirigidas es a mi predilecto: Henry David Thoreau (1817-1862); según Ling Yu Tan, el más oriental de los escritores occidentales. Luego de graduarse en Harvard y en busca de sí mismo, construyó una cabaña orillas de la laguna, muy cercana a Concord y se aisló. Sus adherentes lo saludamos, poniendo una piedrita en la chimenea, que es lo que queda de la casita. Escribió entonces un ensayo llamado “Walden”, con el famoso dictum: “Fui al bosque porque quería vivir libremente, confrontar con exclusividad los hechos esenciales de la vida y comprobar si podía aprender de ella lo que tenía para enseñarme, de modo que al llegar a mi muerte, descubriese que no había vivido”.

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En 1849 apareció en la revista “Æsthetics papers” su trascendental ensayo “Resistencia al gobierno civil”, luego titulado “DESOBEDIENCIA CIVIL”, inspirado en lo que le sucedió cuando iba a reparar un zapato. Thoreau, que era laico, fue detenido y pasó solamente una noche en prisión, porque algún entrometido pagó ese impuesto, debido a su negativa de contribuir para la construcción de una iglesia. Al salir buscó su zapato, se fue a recoger arándanos y siguió con su trabajo de maestro del pueblo.

El núcleo del pensamiento de Thoreau es la objeción de conciencia, inspiradora de las 20 páginas de la monumental DESOBEDIENCIA CIVIL, que no se limita al simple rechazo del pago de tributos y de la cual se extrae lo siguiente:

“Acepto de corazón la consigna: “El mejor gobierno es el que menos gobierna” … Llevado a cabo, equivale en última instancia a esto, que también creo: “El mejor gobierno es el que no gobierna en lo absoluto”… “¿Debe el ciudadano renunciar a su conciencia, siquiera por un momento o en menor grado, a favor del legislador. ¿Para qué entonces todos los hombres tienen conciencia?”… “ Creo que primero debemos ser hombres y después ciudadanos. No es conveniente cultivar tanto respeto por la ley, como por lo correcto” … “Todos los hombre reconocen el derecho a la revolución, o sea el derecho de negar acatamiento y a resistir al gobierno cuando su tiranía o su ineficiencia son grandes e intolerables … cuando la fricción viene a tener máquina propia, [el gobierno] y la opresión y el robo se organizan, sostengo que ya no debemos tener una máquina así”  … “Aquellos que, mientras desaprueban el carácter y medidas de un gobierno le prestan su acatamiento y apoyo, son sus partidarios más conscientes” … “Existen leyes injustas ¿debemos conformarnos con obedecerlas, tratar de enmendarlas y acatarlas hasta que hayamos triunfado, o transgredirlas DE INMEDIATO?” … “De todas maneras, lo que debo hacer es tratar de no prestarme a fomentar el mal que condeno” … “Porque no importa lo pequeño que parezca el comienzo, lo que se hace bien una vez se hace para siempre …”.

Thoreau influyó en Ghandi cuando se opuso a las leyes que creaban los monopolios británicos en la India, mediante lo que llamó Satyagrapha, campañas de no cooperación, sin actos de violencia,  incitando, por ejemplo, la llamada Marcha de la sal, para recoger agua del Océano Índico y extraer la sal, eludiendo así el pago de los impuestos. Hubo, por cierto, unos 5.000 sacrificados en la Independencia de la India. Previa y de manera parecida, en 1773, en la llamada Boston Tea Party, los patriotas norteamericanos arrojaron el té al mar, como protesta por los impuestos, originando la guerra de independencia. La influencia de la resistencia pasiva fue también definitiva para Martín Luther King, en su cruzada por la igualdad de los negros en los Estado Unidos. Paradójicamente, ambos líderes fueron asesinados por proclamar paladinas verdades, sin recurrir a la violencia.

Vivimos en Venezuela UNA ÉPOCA OBSCURA en la cual, abyectamente se confiscaron todos los poderes del Estado, presenciando estupefactos un sonoro y funesto espectáculo de corrupción y fracaso omnicomprensivo-total de las políticas públicas, en todas las áreas de la vida de la nación.  Sin embargo, los comunista-sociolistos, no creen en pitorreos, conversaciones, transacciones políticas u otros artificios característicos del diálogo civilizado. Ellos se aferran al poder como garrapatas, pero como han quedado acorralados ante el mundo, no les queda otra cosa que hacer.

Hace tiempo, alguien tontamente preguntó ¿con qué se come la Desobediencia Civil?. Hay que responderle, aunque ya no pueda escuchar: Con sacrificio y más sacrificio, con organización y más organización, con convicción y más convicción, todo ello materializado, por ejemplo,  con renuncias en los cargos públicos, abandono de las escuelas por los niños,  paros en los trabajos, huelgas de hambre, movilizaciones y sentadas en las calles ante monumentos relevantes, tratando, según  Thoreau, de no prestarnos a fomentar el mal que condenamos y como Churchill, con sangre, sudor y lágrimas. SIN CEDER NI OBEDECER ANTE LA AUTORIDAD ILEGÍTIMA.
 
Se precisa apelar a la fuerza ética de la DESOBEDIENCIA CIVIL y su temible arma: la resistencia pacífica. Este recurso no admite bailoterapias, aerobics, desfiles de niñas bonitas con sus pintas, joropeadas o acompasadas con rancheras, reguetón y demás liviandades;  sino ejercitar un simple, puro y duro sacrificio, sin retroceder un paso, PERO TODOS DE ACUERDO con la idea.

Sin embargo … es primordial meditar, como hacía Ghandi cuando ayunaba, para depurar el espíritu y comprender los supuestos bajo los cuales se actúa en este obscuro y espeso momento, de modo que el pensamiento y la acción sean coherentes; lo contrario sería un simple berrinche; rabia no contenida y peor expresada: esfuerzo vano y agotador. La desinformación acerca de las causas y justificaciones es lo que debilita la acción.

Lamentablemente y a menos que suceda algo fuera de nuestra perspectiva, parece que se deben reorganizar los cuadros de la genuina oposición. Se avanzó algo, con sacrificio y lealtad indudables; pero, obviamente, las tácticas y sus agentes han sido arropados por el PRINCIPIO DE PETER. Además, la oposición cuenta con muchísima más gente, infinitamente más calificada que los comunista-sociolistos, de manera que hay que dar oportunidad a otros, que deberán tener en cuenta los errores cometidos.

Bajo el poder de la acción meditada y llevada a cabo sin vacilación, bajo los genuinos supuestos de la resistencia pacífica que implica la DESOBEDIENCIA CIVIL,  impactaremos en el ánimo de los perversos e ignaros con efecto demoledor: Una piedrecita más frente a la cabaña de Thoreau.

*Abogado litigante 1972, Doctor en Derecho y profesor en el CEP-UCV

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