El pasado 23 de junio, los votantes del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, celebraron un referéndum para decidir si permanecían como miembros de la Unión Europea o si se separaban de ella. El recuento de votos arrojó un 48.1% de votos a favor de permanecer y un 51.9% a favor de separarse. El Reino Unido decidió abandonar a la Unión Europea, a la que nunca se integró formalmente ya que no participó del tratado de Schengen ni adoptó el Euro como su moneda. Es el divorcio de dos que nunca estuvieron realmente casados.
Para que el resultado del referendo tenga valor legal, deberá ser ratificado por el parlamento del Reino Unido que en teoría va a ratificar lo que decidieron los ciudadanos. Pero hay dos problemas: Existe una regla que obliga al parlamento a considerar y debatir cualquier petición firmada por al menos 100,000 ciudadanos y en este momento existe una petición que ya cuenta con más de tres millones y medio de firmas electrónicas que solicitan que se rechace el resultado del referendo en base a una regla que establece que si el voto mayoritario era menor al 60%, sobre la base de una participación inferior al 75%, y que debería haber otro referéndum y esa condición, en base a la información publicada, se cumple.
Pero más preocupante es el ultimátum de la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, que amenaza bloquear el #Brexit promoviendo que ninguno de los parlamentarios escoceses, y en particular los del Partido Nacional Escocés, apruebe el resultado del referendo ya que un 62% de los escoceses votaron por permanecer en la Unión Europea y según ella, esa es una decisión abrumadora del pueblo escocés. De imponerse por el Reino Unido la aprobación del #Brexit, Escocia convocaría a un nuevo referendo para independizarse e integrarse a la Unión Europea.
Para complicar mas las cosas, en Irlanda del Norte se han alzado voces que apuntan en la misma dirección, y hasta en Gibraltar cobra fuerza un movimiento que pretende separarse del Reino Unido para anexarse a España.
Al día siguiente del referendo, las redes sociales estaban saturadas de personas preguntando qué era lo que habían votado. Por otro lado, se publicó el dato de que el 70% de las personas jóvenes y que tenían formación universitaria habían votado a favor de continuar en la Unión Europea, mientras que el 70% de las personas de edad mayor y que carecían de estudios universitarios habían votado por la separación.
Esto es una prueba de que una gran parte de los votantes realmente ignoraban lo que se iba a votar y las implicaciones que su voto podría acarrear. Fueron manejados por políticos populistas que les hablaban de soberanía y conceptos similares, pero no les explicaron lo que podría pasar si lo aprobaban, en una forma que la pudieran entender.
Así, los mismos políticos que siempre se opusieron a un matrimonio completo, lograron que se aprobara un divorcio que en la práctica la gente no quiere y que no les es conveniente porque va a dañar fuertemente a la economía del Reino Unido. La inversión se va a derrumbar y la contratación de nuevos trabajadores también. La economía y las finanzas públicas sufrirán, y muchas empresas ubicadas actualmente en el Reino Unido están considerando reubicarse en otros países que continúan siendo miembros de la Unión Europea.
El déficit será superior a 45,000 millones de libras esterlinas, y si se desea mantener sana la economía, será indispensable que de manera inmediata se prepare un presupuesto de emergencia, que será muy austero y que tendrá que incluir una fuerte reducción del gasto público y un incremento a los impuestos. El Reino Unido caerá en recesión.
Nada de esto pasaría si se pudiera parar el #Brexit, pero ¿es eso posible?
La Unión Europea está presionando al Reino Unido para que acelere su separación por lo que cualquier decisión para revertir la decisión tendría que ser muy rápida. Hacer otro referendo tomaría meses, por lo que la única solución factible es que el parlamento del Reino Unido se resista a ratificar el resultado del referendo y de su voto en favor de la permanencia en la Unión Europea. En este momento ya mucha gente que votó por la salida, reconoce que no debió haberlo hecho, y la decisión parlamentaria no debería tomar más de una semana.
Se sabe que el primer ministro del Reino Unido David Cameron había declarado que el referendo sería vinculante, pero él no tiene la autoridad para decidir sobre lo que el parlamento del Reino decida votar. Lo que es un hecho es que de una forma o de otra su carrera política ha terminado irremediablemente.
Habrá que esperar para conocer el epílogo. Si el #Brexit es ratificado estaremos a las puertas de una revolución política que puede culminar con la desintegración del Reino Unido. En todo caso, la Unión Europea deberá ser mucho más estricta en sus relaciones y negociaciones con el Reino Unido o lo que quede de él. Bajo ningún concepto merecen volver a recibir un tratamiento especial, estén o no en la Unión Europea.