La disposición al diálogo parece ser una de las pocas cosas que tienen en común la oposición y el gobierno venezolano en medio de una álgida coyuntura política. Ambos apuestan al menos en sus discursos por fijar acuerdos que permitan al país enrumbarse hacia la paz.
Cuando se habla de las profundidades del diálogo surgen nuevamente las discrepancias. La oposición insiste en que las conversaciones deben perseguir objetivos claros y responder a una agenda cuyo punto final sea un cambio democrático de gobierno; las autoridades venezolanas, por su parte, reclaman un diálogo «sin conversaciones y sin agenda».
Venezuela atraviesa un complejo escenario político en el cual la oposición, a pesar de haber obtenido la mayoría de los votos en los más recientes comicios, no es reconocida por el Poder Ejecutivo, encarnado en Nicolás Maduro. Los contrarios a la gestión del presidente venezolano reclaman un referendo revocatorio para cortar su mandato en la mitad del período; entretanto, el sucesor de Chávez acusa a la oposición de gestar una «guerra» en su contra.
?Hispanopost consultó a tres figuras de la oposición y tres del Gobierno sobre este tema. ¿El diálogo en Venezuela obtiene un sí o un no por parte de sus autoridades?
