«Sueño con un concierto donde Dudamel dirija a Gabriela Montero»

    0
    475

    Wuilly Arteaga es un joven de 23 años y se ha dado a conocer en las protestas en Caracas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro porque siempre acude con su violín y toca alguna pieza clásica o del repertorio de música venezolana.

    Para él un ejemplo de paz y reconciliación, ese es un sueño que espera ver más pronto que tarde es que se pueda realizar un concierto para piano dirigido por el maestro Gustavo Dudamel y con la pianista Gabriela Montero como solista. Esa escena, al menos en la actual Venezuela polarizada, luce tan impensable como que se logre un diálogo de respeto y equilibrio democrático entre el Gobierno y la oposición venezolana porque Montero ha expresado duras críticas contra Dudamel por no haber fijado a tiempo una posición política contra la revolución bolivariana y la represión que se le acusa a Maduro.

    Desde el inicio de las marchas, Wuilly se ha dado a conocer por las redes sociales –Twitter, Facebook e Instagram- y prácticamente todos se han hecho virales pero el que ha tenido más compartir y ha registrado mayores reproducciones fue el del pasado 24 de mayo cuando se le vio llorando debido a que un efectivo de la Guardia Nacional le rompió el violín y algunas cuerdas. La rabia podía ser la reacción natural, pero él en su cuenta de Instagram @willysmusic narra que otro miembro de la GN le quitó el instrumento a su compañero de fuerza y se lo devolvió al músico. “Le di un abrazo al guardia y salí de allí”, comenta.

    A lo largo de dos meses, comenta que ha visto a más de un guardia nacional llorar cuando lo escuchan tocando violín y más de uno abre las puertas de las tanquetas donde se transportan para frenar a los manifestantes para oír mejor cada nota musical.

    Perteneció al sistema de orquestas sinfónicas juveniles e infantiles de Venezuela, una iniciativa del maestro José Antonio Abreu, que fue creada en 1976 durante el primer gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, y que en los años siguientes ha sido ejemplo de continuidad en política pública para erradicar la pobreza a través de la formación musical. Sin embargo, a la revolución bolivariana -sobre todo en los años del presidente Hugo Chávez- se le criticó a Abreu el uso político del sistema, aspecto que Wuilly Artega admite que es cierto.