En Mieles Alvearium tienen ocho años dedicados a descubrir la diversidad de las mieles en Venezuela. La iniciativa comenzó cuando Elvira Fernández trabajaba en una institución que albergaba niños de la calle y buscaba alternativas económicas para hacerla sustentable. ¨En ese momento propuse la apicultura. Y si bien ese proyecto no se dio, en mi familia decidimos dedicarnos a esa propuesta¨, comparte Fernández.
En ese momento recordaron que su abuelo se dedicaba a la apicultura, por lo que la idea conectaba con la historia familiar. Al emprendimiento se sumó su esposo Reinaldo Armas y su hijo Nicolás, que tras aprender con distintos apicultores, ahora cuida sus propias colmenas. ¨Nos enamoramos tanto de la miel que nuestro hijo es apicultor¨, cuenta Fernández.
En este trayecto han descubierto la variedad posible en el país. ¨Comenzamos a conocer mieles de diferentes colores y sabores e investigamos porqué se daba eso. Descubrimos que va a haber tantas mieles como flores melíferas existen¨. Por ello comenzaron a bautizarlas según las flores. Luego también apostaron por nombrarlas por las alturas en las que se cosechan (mieles de sabana, páramo, montaña o piedemonte). ¨Después vimos que las de sabana del oriente del país eran distintas a las de occidente. Y la clasificación se complicó aún más´, comparte Fernández.
Han logrado tener hasta 16 mieles distintas de diferentes regiones de Venezuela. Y en ese universo han mostrado que cada una tiene atributos particulares de aroma, sabor y color. Por ello, ofrecen catas para mostrar ese universo de miles puras.
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