Venezuela compró en 2007 un Centro de Comando de Guerra Electrónica

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El 8 de diciembre de 2007 Bielorrusia le vendió a Venezuela dos centros de comando unificado: el primero para defensa aérea y el segundo de “guerra electrónica”. Ese día los presidentes Alexander Lukashenko y Hugo Chávez firmaron en Caracas un acuerdo militar cuyo monto ascendió a 1.000 millones de dólares y que contemplaba la transferencia tecnológica para la fabricación de equipos, su mantenimiento y reparación.

El convenio, cuya vigencia inicial era de cinco años, también estipulaba la cooperación educativa militar. Cuarenta cadetes de las cuatro academias de formación de oficiales de la Fuerza Armada Nacional viajaron Bielorrusia para formarse, entre 2007 y 2012, como oficiales en las especialidades de Radiotecnia y Defensa Antiaérea en la Facultad de Defensa Aérea de la Academia Militar de ese país.

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La guerra electrónica es una actividad tecnológica o cibernética que incluye cualquier acción militar sobre el espectro electromagnético y que se ha desarrollado vertiginosamente desde la Segunda Guerra Mundial hasta convertirse en un elemento imprescindible en los actuales escenarios de conflicto. El general (r) Gonzalo García Ordóñez, exjefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional (Cufan), explica que está relacionada principalmente con las comunicaciones, envío de data, perturbación de mecanismos de dirección y control de misiles, así como centros de comando y de operaciones.

“Anteriormente existía un sistema de comunicaciones propio de la Fuerza Armada Nacional que se llamaba Sicodena. Había sistemas de perturbación electrónica, equipos con salto automático de frecuencia y de mensajes codificados. Todo lo que se usa para poder recibir y transmitir sin interferencia del enemigo”, detalla.

La administración de Nicolás Maduro denunció en marzo que el mega apagón que dejó a más de 20 estados de Venezuela sin energía eléctrica durante casi una semana, tuvo su origen en un ataque bélico de cuarta generación.

“Tumbaron Guri completo que es donde se genera la electricidad por vía de la hidrológica. Nos dieron un golpe electromagnético y nos dieron un golpe definitivo en el cerebro, dos golpes combinados. La primera vía fue cibernética, al cerebro computacional, la segunda electromagnética a los sistemas de distribución y transmisión”, dijo Maduro el 11 de marzo en un mensaje transmitido a través de los medios del Estado.

García Ordóñez enfatiza que las instalaciones de la represa de Guri son inexpugnables desde el punto de vista físico y estructural. En relación con el Centro de Comando Unificado de Guerra Electrónica que Venezuela compró a Bielorrusia, critica la opacidad con la que el gobierno ha manejado los convenios militares.

“Si ese convenio se cumplió o no, no estoy al tanto de saberlo porque este gobierno ha operado todo de manera secreta. Lo que sí llama la atención es que está alineado con el bloque soviético. Siguen con las antiguas fuerzas del Pacto de Varsovia, ya no existente, pero ese es el tipo de tecnología y armas que Hugo Chávez privilegió”, indica.

En 2006, una Asamblea Nacional controlada totalmente por el chavismo, tras haber resultado electa en unas votaciones donde no participó la oposición, declaró que los convenios de cooperación militar suscritos por Venezuela eran confidenciales. Rocío San Miguel, directora de la asociación civil Control Ciudadano, afirma que no existe posibilidad de obtener mayor información sobre los acuerdos con Minsk.

“Toda la información es clasificada y los gobiernos de ambos países han mantenido en absoluto secreto lo que ha pasado. Lo que sí podemos decir es que se ha comprado más que el Centro de Comando Unificado de Guerra Electrónica que allí queda registrado. Han continuado las ventas de Bielorrusia a Venezuela, pero no conocemos el alcance de la cooperación técnica militar”, puntualiza.

No obstante, de lo que sí se tiene certeza es que el convenio suscrito por Chávez y Lukashenko se extendió más allá de los cinco años que contemplaba inicialmente; algo que el secretario del Consejo de Seguridad de Bielorrusia, Viktor Sheiman, sabía desde el 23 de julio de 2007.

«Firmamos contratos sobre proyectos técnicos militares cuya ejecución nos permitiría obtener un efecto económico de más de mil millones de dólares. Esto aseguraría órdenes para docenas de empresas industriales militares en Bielorussia por años. Nosotros estamos estableciendo unos buenos cimientos para una cooperación persistente y productiva y mutuamente ventajosa”, aseveró ese día.

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