César Hernández, un venezolano con virus de inmunodeficiencia humana (VIH), perdió recientemente a dos amigos con su misma condición. La falta de antirretrovirales, indispensables para que los pacientes VIH positivos puedan vivir normalmente, sumada a la grave crisis de escasez de medicamentos que atraviesa Venezuela, fueron las causantes.
Según denunció la organización no gubernamental Positivos en Colectivo, alrededor de 4.300 pacientes con VIH no reciben oportunamente tratamiento médico en Venezuela. La situación podría empeorar en pocos días. Otras organizaciones han señalado que el gobierno venezolano no compró a las trasnacionales farmacéuticas este tipo de medicamentos a tiempo. La orden de compra para garantizar las medicinas para los casi 60.000 pacientes que padecen este virus debió haber sido firmada en abril y no se hizo.
El drama va más allá, porque las personas enfermas con VIH no fallecen a causa del virus, sino de las llamadas enfermedades oportunistas. En un país donde conseguir una aspirina es toda una odisea cualquier paciente con VIH podría morir de una simple gripe.
