Visitamos el Mercado de los Libros prohibidos en Irán

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    En la plaza Enghelab de Teherán, en el centro de la capital de Irán, se encuentra el mercado de libros más grande de Oriente Medio. Decenas de librerías conviven con puestos callejeros regentados por libreros que desde hace décadas recuperan algunos de los libros que hasta el día de hoy siguen prohibidos en la República Islámica. 

    En las librerías convencionales no es posible encontrar estos libros, puesto que están controladas por el régimen y almacenar determinados volúmenes puede resultar peligroso. Sin embargo, en los puestos callejeros, los libreros guardan, a veces escondidos detrás de otros libros, a veces a la vista, ejemplares que el sistema veta por considerarlos inapropiados para la población. 

    Hablamos de libros pornográficos –los menos-, pero sobre todo de libros de perfil político que cuestionan los fundamentos de la República Islámica. Libros cuyos autores se muestran críticos con el sistema islámico que rige el país o incluso libros anteriores al establecimiento de la República Islámica (1979) y que ahora no pueden ver la luz por los cauces normales. 

    A plena luz del día es posible ver libros escritos por el Shah Mohammad Reza Pahlavi, en cuya portada hay una fotografía de grandes dimensiones del rey. También circulan ejemplares de la reina, Farah Diba, en los que se cuentan con todo tipo de detalle la vida que llevaban durante su reinado, los años anteriores a la Revolución Islámica. 

    En Irán, los libros están sujetos al estricto control del gobierno, que los lee absolutamente todos antes de que sean publicados. Tras examinarlos, recorta aquellos párrafos que considera inadecuados o contrarios al Islam. Los autores no pueden protestar, ni los editores. Una vez el libro ha sido revisado y recortado, podrá venderse en las librerías. Lo mismo ocurre con las películas y todas las artes, sujetas a una estricta censura.  Siempre quedarán los puestos callejeros de Enghelab, donde es posible encontrar cualquier cosa.