La administración de Nicolás Maduro utiliza toda su política comunicacional y la hegemonía en los medios para generar una narrativa de culpar a terceros por la crisis, hacer control de daños y desmoralizar a la oposición al demostrarle que es quien tiene el control del país.
El director de Delphos, Félix Seijas, considera que la política comunicacional de la administración de Maduro ha sido bastante acertada para sus propósitos.
Todo este tiempo lo ha aprovechado para varias cosas: una es que cuando la oposición intentaba despertar la movilización social, esto le sirvió para frenarlo y para ejercer un control que difícilmente se puede criticar como no permitir gente en la calle, no permitir manifestaciones ni reuniones públicas y de inmediato empezó a marcar distancia con respecto a Guaidó, en el sentido de que empezó a transmitir que quien tiene control del territorio es Maduro.
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Esto para ellos más que ganarle apoyos lo que ha hecho es reforzar el apoyo dentro de sus bases y desmoralizar un poco al pueblo opositor, que siente o percibe quién realmente tiene control del territorio, que al gobierno las cosas le salen bien, que sigue siendo fuerte para mantener el poder, explicó Seijas.
Agregó que Maduro aprovechó también la situación que ya tenía de aislamiento progresivo en vuelos del extranjero y capacidad de movilización interna por crisis intermitente de la gasolina y caída del turismo, lo que en cierto modo hizo que la entrada del virus fuese más lenta y el gobierno lo ha manejado comunicacionalmente como un éxito tomar medidas tempranas y la manera cómo ha manejado la crisis.
El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, precisa que el gobierno ha hecho una especie de hamaca. La hamaca en términos de comunicación significa que tú ni siquiera hablas del tema, vas tratando de mostrar más que el problema, cualquier intento por resolverlo. Ha intentado hacer control de la macro crisis que hay.
Su estrategia comunicacional ha estado vinculada en sus acciones para resolver. Por ejemplo, el tema de Irán con la gasolina que está llegando, los anuncios permanentemente alrededor de que van a prender las refinerías de Cardón y El Palito. La esperanza de que se va a resolver el problema, la toma de Directv con una oferta no cumplible, acotó León.
Señaló que la entrada de los buques es una oportunidad para el gobierno venezolano de mostrar un éxito que en realidad no hay. Hace muchos años que Venezuela tiene gasolina importada, por lo que hablar de triunfo es un contrasentido que un país petrolero tenga que acudir a eso con dos de las refinerías más grandes el mundo.
Antes importar gasolina no era un buen mensaje, importó sin decir gran cosa. ¿Qué está comunicando hoy?, importación de gasolina iraní en un climax de crisis por sanciones. Ahora la muestras cuando la gente tiene un drama, cuando hay una gran ausencia se hace alarde de la importación, detalló.
León subrayó que el mensaje del gobierno es un anuncio con bombos y platillos de la llegada de gasolina que en condiciones normales es un contrasentido, es como que Pepsi anunciara con bombos y platillos que están llegando unos camiones de Coca Cola para abastecer a sus clientes. No resuelve de ninguna manera el problema de fondo, es una percepción de éxito.
Reiteró que la narrativa oficial no proyecta una solución real, su riesgo permanece. Seguirán los problemas de distribución y la gente vuelve a perder la expectativa. Maduro no recupera popularidad, el deseo de cambio sigue siendo más de 80% de la población y eso no cambia por una política comunicacional.
Por su parte, Seijas destacó que el caso de la gasolina y la entrada de buques provenientes de Irán resulta complicado para el gobierno también. Sigue manejando el mensaje a sus bases haciéndole ver que está preocupado por recuperar el servicio, por solventar el problema que desde su narrativa es un problema creado por las sanciones. Esa narrativa aleja el verdadero motivo que es el colapso de las refinerías, acotó.
Aseguró que el objetivo general del gobierno y su política comunicacional va en el sentido de mantenerse en el poder y deslastrarse de cualquier responsabilidad. Mandar el mensaje de que tienen el control y que la oposición no tiene cómo combatirlo, concluyó.