Apoyo económico para Venezuela depende de un acuerdo político

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En la segunda jornada de la 76 Asamblea Anual de Fedecámaras se abordó la situación económica y el impacto que ha tenido la pandemia de COVID-19, que afecta al mundo entero. 

El presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Luis Carranza Ugarte y el jefe de la unidad de inversiones y estrategias empresariales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Giovanni Stumpo, fueron los invitados de hoy. 

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En el encuentro se analizaron los distintos escenarios que afrontan Venezuela y América Latina para salir de la crisis que se vive por efecto del coronavirus. El representante de la CAF afirmó que la institución está dispuesta a apoyar a Venezuela en su proceso de recuperación. 

Carranza dividió su intervención en 3 temas: la situación mundial en pandemia, rol de la empresa en el proceso de recuperación y CAF como socio para el desarrollo de los países.

En su exposición explicó que el Fondo Monetario Internacional y la CAF estiman una caída del PIB en América Latina de entre 9% y 9,5% para este año. Calificó esta cifra como “muy incierta” porque la pandemia por COVID-19 es un gran factor de riesgo, que todavía no se logra controlar.

A pesar de este factor de riesgo, ya varios países, algunos en América Latina, están abriendo sus economías. “En los últimos meses se evidencia un proceso de recuperación importante. Empezando por la subida de los precios de los bienes primarios minerales y agrícolas. Sin embargo, otros commodities como el petróleo siguen rezagados”, advirtió.

El economista resaltó que hay sectores que tardarán mucho más tiempo en recuperarse, especificando que el turismo será uno de ellos. 

En el ámbito externo habló de las remesas, que presentan una caída de aproximadamente 20% y la situación solo mejorará en función de la recuperación de empleos en las principales economías del mundo. 

En cuanto a los ámbitos internos, Carranza expresó que el shock ha sido muy grande porque existe una caída de la oferta y demanda, que se han convertido en grandes debilidades en los sistemas productivos. Adicionalmente, hay una gran informalidad en la economía de la región y la brecha digital se ha vuelto más relevante, debido a la pandemia. 

Aseguró que el proceso de recuperación depende de la solidez de las finanzas públicas y de los sistemas financieros de cada país del continente, “y para poder lograr ayudar a Venezuela en su recuperación necesitamos por lo menos un mínimo acuerdo político”.  

En cuanto al rol de la empresa en el proceso de recuperación, afirmó que es un factor fundamental porque es la encargada de producir bienes y servicios y, además, puestos de trabajo formales. 

El presidente ejecutivo de la CAF indicó que las empresas en la región están sufriendo una conmoción importante y se requiere “una política monetaria muy agresiva por parte de los países. “Tienen que inyectar liquidez de manera significativa, a bajo costo y a largo plazo para que puedan enfrentar este shock de oferta importante al cual se han visto obligadas por las circunstancias”.

Carranza invitó a enfocarse en recuperar el nivel económico de los países lo más rápido posible, porque los niveles de pobreza han aumentado.

“Los sistemas económico, político y social son los que definen si una economía es fuerte y se encuentra en crecimiento, de estos factores depende la prosperidad de un país. Analizar las interacciones entre los tres sistemas y asegurarse que todos funcionen correctamente es la mejor solución para que la economía no se estanque”, sentenció. 

Sostuvo que se debe tener un enfoque integral, porque sin políticas públicas definidas para reducir la pobreza y la desigualdad social, se tiene vulnerabilidad política. “Una sociedad vulnerable y desigual se manifiesta en medidas que no generan crecimiento a largo plazo”.

Explicó que, en el caso específico de Venezuela, hay un deterioro económico en los últimos años, pero en el área de exportaciones no tradicionales hay cosas muy interesantes. 

“Uno de estos casos de éxito es la recuperación en exportaciones de productos pesqueros, que en 2019 presentó casi 20% de aumento. El ron es un sector donde Venezuela compite con las economías líderes en el mundo, y es ejemplo de la habilidad gerencial para posicionar un producto en un mercado tan competitivo. El cacao y sus derivados también resaltan porque demuestra que, a pesar de difíciles condiciones macroeconómicas y la infraestructura básica del país, hay capacidad de reacción”, precisó. 

Por otra parte, aseguró que el Banco de desarrollo de América Latina tiene la vocación de ser socio de los países. “Venezuela es importante para la CAF porque es un país fundador y la sede institucional se encuentra en Caracas. Y aún más importante, la mayoría de sus funcionarios son venezolanos. Dentro de nuestra corporación late un corazón que es mitad venezolano. Tenemos la mejor voluntad de poder trabajar con el sector privado y con el sector público para retomar la senda de crecimiento”, dijo.

Aclaró que dada a la naturaleza de CAF todavía pueden otorgar créditos a Venezuela para apoyar en procesos ligados a la emergencia sanitaria. Aunque insistió en que es necesario un consenso político mínimo para que sea aprobado por el directorio.

Finalizó su intervención repitiendo que la CAF tiene toda voluntad de trabajar con Venezuela para retomar su crecimiento.

Las empresas privadas son fundamentales 

“Para un proceso de transformación ante la actual coyuntura, las empresas privadas organizadas tienen que tener un rol fundamental en la construcción e implementación de las políticas de desarrollo productivo”, expresó Giovanni Stumpo, jefe de la unidad de inversiones y estrategias empresariales de la Cepal durante su intervención.

Esto, luego de precisar que las diferencias de rentabilidad entre los sectores en América Latina tienden a “reafirmar el patrón de inserción vigente al orientar la inversión hacia sectores tradicionales”. “El Estado puede generar incentivo, pero la inversión la tendrá que hacer la empresa privada”, sostuvo. 

Para el directivo del organismo multilateral, es imperante la construcción de consenso entre los sectores públicos y privados alrededor de los objetivos prioritarios y contar con un “un liderazgo definido por parte del Estado, pero no de gobierno, porque eso cambia la situación”. 

Subrayó que es necesario reflexionar sobre las actividades que puedan generar una base social. A su juicio, es importante “porque si se quiere un proceso sostenible, es necesario pensar en los sectores que permiten crear nuevos estratos que puedan ser competitivos”.

En su exposición, el economista italiano realizó un análisis del contexto mundial, detallando que la caída prevista del PIB en el mundo es de 5,2%, mientras que el comercio internacional tiene previsiones peores, con una caída aproximadamente de 30%.

Explicó que en América Latina los estudios de 2020 indican que se trata de una crisis que tiene elementos que no son previsibles, con efectos que se acumulan en las distintas áreas económicas del mundo.

“La previsión es de -9,1% con relación al PIB. Asimismo, es preocupante la situación de la pobreza porque se prevé un crecimiento de la pobreza extrema y además una caída de 23% de las exportaciones latinoamericanas”, alertó. 

 Señaló que la Cepal prevé que las variaciones de las caídas del PIB van de -2,3% en Paraguay hasta -26% para Venezuela. “Esto va a significar una caída del PIB per cápita que nos llevaría a los niveles de 2010, o sea, una pérdida de 10 años y, aún peor, un retroceso en términos de pobreza prácticamente de 14 años”

También se refirió al impacto de la crisis, apuntando que se ha estudiado en términos de empresas y sectores, donde se observó de manera diferenciada los efectos de la pandemia.

En este sentido, en los próximos cinco meses se vislumbra que hasta 2,7 millones de empresas formales en la región pueden dejar de operar, siendo las microempresas las más afectadas, con 2,6 millones de cierres.

“Esto, sin considerar la reducción de personal que tendrán que hacer muchísimas firmas, de las cuales se perderán entre 8 millones de trabajos formales”.

En el caso de América Latina, el cierre sería de 19% de las empresas formales y donde las microempresas también serían las más impactadas.

Para concluir su participación, Stumpo dijo que el funcionamiento de las empresas en la pandemia tendrá cambios. “Están más enfocados en el seguimiento de la demanda e interacción con los clientes. Igualmente, tendrán reorganización de la producción, donde se estará dando un híbrido entre el teletrabajo y actividades presenciales, así como la aceleración en la incorporación de tecnologías”.

No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com

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