Batalla de los precios desnudó diferencias entre El Aissami y Cabello

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Una característica de la doctrina chavista es el amalgamiento de sus integrantes en funciones de gobierno. Cierran filas ante lo que consideran un enemigo. Sin embargo, en las últimas semanas se han producido algunos eventos que están dejando al descubierto un cambio en el tablero de los distintos grupos políticos que hacen vida alrededor de Nicolás Maduro. La salida de Manuel Quevedo de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) desató la ira de Diosdado Cabello contra el equipo de pragmáticos que lidera la Vicepresidencia Económica y ahora a la industria petrolera bajo el mando de Tareck El Aissami.

La manzana de la discordia

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Los conflictos y pérdidas en el manejo de Pdvsa y la merma del liderazgo de Venezuela dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) llegaron a un punto de inflexión que llevó a Maduro a considerar el retiro de Quevedo de la petrolera estatal.

Quevedo, un protegido de Cabello, tuvo plenos poderes otorgados para firmar contratos y tratar de levantar a la industria. El resultado fue, entre otras cosas, que el país se hizo más dependiente de la compra de gasolina en el exterior, no se levantó la producción y no se invirtió en las refinerías, comentó a HispanoPost una fuente que prefirió mantener su nombre bajo reserva.

Bajo el mando de Quevedo, el acercamiento de emisarios del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, a Pdvsa fue bloqueado durante toda la gestión. Cada uno de los cuadros gerenciales o administrativos eran pieza aprobadas por Cabello.

Mientras esto sucedía y ante la inminente caída de la producción petrolera, la merma de los ingresos a la nación y los problemas en las cuentas fiscales, el nombramiento de Tareck El Aissami como vicepresidente del Área Económica significó un cambio radical en las relaciones de la administración de Maduro con el sector privado. La puerta que abrió este nuevo capítulo fue el levantamiento del control de cambio y de precios, no por convicción sino por necesidad.

Esta relación “armoniosa” que el sector productivo ha llevado en los últimos tiempos con Maduro permitió que los anaqueles se volvieran a llenar de productos, y que el propio Banco Central de Venezuela fijara un precio del dólar referencial muy parecido a la cotización del dólar paralelo. Asimismo, las REDI (Regiones Estratégicas de Defensa Integral) y las ZODI (Zonas Operativas de Defensa Integral) del país, bajo el mando de Padrino López, han sido pieza clave para evitar trabas y colaborar con el sector manufacturero.

Sin embargo, en los corredores políticos -y en específico dentro del gobierno interino de Juan Guaidó- esta suerte de armonía entre el pequeño sector privado venezolano y la administración de Maduro no ha sido bien vista, elemento que tiene en común con el grupo de Cabello.

Al ser un hecho la remoción de Quevedo de Pdvsa y del ministerio, la junta interventora de la petrolera estatal liderada por El Aissami ha venido realizando reformas para tratar de aplicar correctivos en medio de un ambiente mundial de caída de los precios del petróleo, de la sobreoferta de crudo y de la llegada de la pandemia.

Al ser oficial la designación de Asdrúbal Chávez –con experticia en el área de refinación- en Pdvsa y de El Aissami en el Ministerio de Petróleo, se comenzó en paralelo a discutir dentro del seno de la administración de Maduro la necesidad de tomar acciones ante la aceleración de la inflación de las últimas semanas.

En este capítulo la vicepresidente Delcy Rodríguez jugó un rol que una fuente cercana a Maduro califica como “detonante”, al anunciar el regreso del control de precios. Adicionalmente, se les solicitó a las empresas que la venta de productos al gobierno destinadas a las cajas CLAP pudieran ser cancelada a crédito. La negativa a esta oferta significó la toma de Coposa y la intervención de las gerencias comerciales de Plumrose y Polar. Una situación sobrevenida que El Aissami no pudo frenar, señaló una persona de su entorno.

La arremetida

En las últimas semanas Diosdado Cabello había estado arremetiendo fuertemente contra el sector privado, y parte de sus acusaciones iban dirigidas hacia el presidente de Polar, Lorenzo Mendoza. Al analizar esta situación, una fuente consultada que prefirió mantener su nombre en reserva explicó que dentro de la administración de Maduro se han dado cuenta de que el factor distorsionante que ha sido para ellos la posición política del gobierno de Donald Trump ha ido cesando.

Esto se debe a los propios conflictos internos que el presidente estadounidense está enfrentado. Aunado a esto, las encuestas comienzan a mostrar que pudiera verse comprometida su reelección. Este escenario en Estados Unidos pudiera estar afectando al interinato de Juan Guaidó, cuya base de sustentación está en el apoyo internacional, de acuerdo con la opinión de un analista consultado.

Adicionalmente, la renovación de la licencia  a la empresa Chevron mostró que Estados Unidos jugó en ese caso un rol salomónico. Se negó a cesar la licencia de la empresa petrolera estadounidense y más bien la renovó por un período más largo. Esto echó por el suelo los esfuerzos del gobierno interino por tratar de frenar las operaciones de Chevron en Venezuela. Si bien hay una prohibición para la producción y comercialización de crudo, la realidad es que ninguna empresa petrolera está interesada en realizar este tipo de operaciones ante un ambiente mundial de sobreoferta.

Un escenario

Frente a  esta realidad internacional, Diosdado Cabello sabe que un outsider podría surgir ante un posible acuerdo político y ese rol podría ser jugado por algún empresario. Por el lado del madurismo ese protagonismo quizá contaría con la venia del resto de los grupos, pero no precisamente de Cabello. Es esto lo que lo ha puesto en alerta y a jugar en un tablero en el que ya no cuenta con Pdvsa y en el que el mínimo acuerdo podría atentar contra sus interese políticos, asegura la fuente cercana a El Aissami.

Un analista consultado, que también prefirió mantener su nombre bajo reserva, explicó que Maduro depende en este momento del sector privado. Hay un empoderamiento porque ya no existe el control de cambio para chantajear a las empresas. El pragmatismo se está imponiendo y dentro de ese tablero las piezas de Diosdado Cabello están excluidas. Su único juego podría ser el caos.

Por lo pronto, Tareck El Aissami volvió a tomar el control de la situación, se reunió con el sector productivo y acordaron precios que, según una fuente manufacturera consultada, aún dejan margen de ganancia. Las aguas parecieran que bajaron por un momento, pero a quienes se les ha preguntado sobre este impasse ponen en duda que las diferencias entre el sirio-libanés y el capitán hayan cesado.

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