La crisis económica que enfrenta Venezuela ha hecho que los ciudadanos modifiquen sus patrones de consumo y uno de ellos ha sido el referido a la alimentación debido a factores como la hiperinflación, escasez de algunos productos e incluso por los servicios básicos.
Ante esta realidad, el Observatorio Venezolano de Finanzas realizó la Encuesta del Hambre en Caracas, la cual se efectuó entre el 12 y el 14 de octubre con una muestra de 950 personas, una confiabilidad de 95% y un error muestral de +/- 5%.
La encargada de ofrecer los resultados de la investigación fue la diputada de la Asamblea Nacional, Fátima Soares, quien explicó que los caraqueños están comiendo menos alimentos que el año pasado y las proteínas animales prácticamente se convirtieron en un lujo.
Debemos admitir que en Caracas hemos sido beneficiados en lo que ha sido la crisis de servicios públicos, en el tema de la gasolina, la electricidad, el agua y el gas. Sin embargo, muchas personas pueden inferir que en la capital estamos dentro de una burbuja, pero los resultados de esta encuesta nos demuestran todo lo contrario, porque en la primera pregunta que se les hizo a los caraqueños de cómo es el consumo de alimentos con relación al año pasado, 74,1% de los encuestados respondió que consume menos alimentos, explicó.
En cuanto al consumo de proteínas, Soares precisó que 73,9% de los encuestados disminuyeron la compra de carne de res, pollo, cerdo y pescado. Justamente en el informe de la canasta alimentaria se puede ver el alto costo de las proteínas animales y hasta la semana pasada se necesitaban por lo menos 7 a 8 dólares para adquirir solamente 1 kilo de carne de res y un kilo de pollo, dijo.
Con respecto al ingreso de los ciudadanos para la compra de alimentos, la encuesta revela que 82,3% de los consultados confirmaron que nos les alcanza el dinero para adquirir los productos de la canasta básica alimentaria y dicha cifra está cercana a la publicada por la encuesta Encovi, que indica que 96% de los hogares venezolanos se encuentran en un estado de pobreza de ingresos.
Estas cifras significan que cuatro de cada cinco caraqueños no pueden adquirir la canasta básica alimentaria. En Caracas también hay pobreza y eso debemos señalarlo, indicó.
La cuarta y última pregunta de la encuesta tiene que ver con la cantidad de veces que los caraqueños consumen alimentos al día. El 49,6%, es decir, casi 50% de los entrevistados respondió que prácticamente come dos veces al día y tres veces al día 46,1%. Si bien pareciera que este número da a entender que la gente se encuentra comiendo las tres veces al día, este número refleja que hay una subalimentación. Los caraqueños están comiendo en menos cantidad y menos calidad, si esto lo juntamos con la pregunta que se refiera a las proteínas, precisó.
Esta es la realidad del país
La nutricionista especializada en gestión de la seguridad alimentaria, Susana Raffalli, aplaudió la iniciativa promovida por el Observatorio Venezolano de Finanzas y espera que se mantenga en el tiempo este tipo de estudios, porque es una información valiosa para dar a conocer la crisis que atraviesa el país. Pero, sobre todo, para plantear soluciones que permitan a las familias salir de este estado de inseguridad alimentaria en el que se encuentran.
En Venezuela ha habido un empeoramiento de la situación alimentaria por la pandemia y la situación tiende a ser mucho más critica a nivel de las ciudades. Las poblaciones en el ámbito rural tienen acceso a sus conucos, tienen acceso al aire libre, donde la restricción a la movilidad era menor. En cambio, en los centros urbanos la situación es mucho más dramática y que esta encuesta la hayan hecho en Caracas, adquiere un valor enorme, resaltó.
Explicó que la calidad de alimentación es un factor sumamente importante, porque demuestra como se reinventa el venezolano. Sin embargo, en muchas oportunidades esto no ayuda a tener una dieta adecuada.
Menos de 30% de la población está consumiendo proteínas de alto valor biológico, como carne, pollo, huevos. Tampoco están consumiendo vegétales, pero estamos viendo que para mitigar el hambre utilizan los tubérculos. En nutrición le decimos a esto una dieta blanca, pero, aunque puedan comer tres veces al día, sin duda alguna hay una mala alimentación, afirmó.
Raffalli aseguró que el consumo de la harina de maíz fortificada también ha descendido en Venezuela y eso, lamentablemente, afecta a mujeres embarazadas y niños pequeños, porque no cuentan con los nutrientes necesarios para un buen desarrollo.
Las mujeres son las más perjudicadas en las crisis de alimentación, porque ya estamos viendo fenómenos en que tienen que vender su cuerpo para mitigar el hambre. Hay sexo transaccional por comida y eso afecta directamente a mujeres, niñas y adolescentes. Por la falta de alimentos, hoy en día en nuestro país vemos destrucción familiar, prostitución, deserción escolar y trabajo infantil, entre muchas otras consecuencias, detalló la especialista.
No imaginamos lo que ocurre en el resto de Venezuela
El también diputado de la Asamblea Nacional, Leonardo Renault, aseguró que la situación en Caracas es sumamente complicada en cuanto al tema de la alimentación, y advirtió que en el interior del país es mucho peor.
Si estos fueron los números que arrojó la encuesta en la ciudad de Caracas, los cuales son alarmantes, no nos queremos imaginar lo que está sucediendo en el interior del país, que padece con la falta de servicios públicos, como la gasolina, la electricidad, el gas y también con la falta de empleo, precisó.
El parlamentario José Guerra, quien sirvió como moderador en la presentación de la encuesta, anunció que el estudio se seguirá realizando. Dijo que el estudio se actualizará para obtener una información más detallada, para que en un futuro pudiera tener un carácter más universal y que permita presentarla ante los organismos internacionales a fin de que conozcan, de una vez por todas, la realidad alimentaria que vive Venezuela.
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