Hace poco leí en un artículo de La Vanguardia que la Real Sociedad Británica de Salud Pública (RSPH) después de una investigación llevada a cabo con 1.479 personas entre los 14 y los 24 años, clasificó a Instagram, Facebook y Twitter como redes sociales que podrían poner en riesgo la salud mental. Según el estudio, la adicción a las redes sociales provoca alejamiento de la vida real, ansiedad y afecta la autoestima.
En clave de humor y con un tono light eso es lo que se dice en Jexi, un celular sin filtro (2019) una comedia que da risa aunque expone un fenómeno que no es para nada gracioso.
Jon Lucas y Scott Moore (The Hangover 1 ,2 y 3, Office Christmas Party, Bad Moms, Bad Moms Christmas) dirigen y escriben esta película que relata con humor la vida de un adicto al teléfono portátil. Phil (Adam Devine) vive conectado, su existencia transcurre con el celular en la mano. Como tantas personas en nuestra época, registra cada paso que da en sus redes sociales y vive atado a la conversación solitaria que sostiene con todos y con ninguno a través de su móvil.
Hacer reír es cuestión de método
La premisa de Jexi es simple y su desarrollo también. Conectar con su narración es fácil porque la película va al grano. Rápidamente nos presenta a este personaje que desde el inicio tiene actitudes ridículas. Desde la primera escena provoca la risa. Debo decir que por más simples que sean los chistes que se hacen funcionan muy bien. Logran su cometido.
Todos conocemos a alguien como Phil y muy seguramente nosotros mismos hemos tenido en ocasiones actitudes similares a las suyas. En el cine la mayoria de las situaciones que nos dan risa son aquellas que podemos reconocer de inmediato. En este largometraje es muy fácil identificar las circunstancias que vive el personaje, quizás por eso es tan gracioso.
La película hace una crítica social sin pretenderlo y por tanto no profundiza en aspectos formales para darle peso a lo que quiere decirnos. El largometraje se conforma con sugerir y ayudarnos a pasar el rato con planteamientos que ridiculizan una serie de situaciones cotidianas.
A diferencia de cintas como Ingrid va al oeste (2017) o la serie de Netflix Black Mirror (2019) que también tocan el tema de la adición al teléfono, las redes sociales y la tecnología, Jexi es una comedia de situaciones que nos presenta personajes estereotipados (el jefe, la chica perfecta, los amigos nerds, una vendedora de teléfonos muy peculiar) y funcionales para el desarrollo de la trama. No hay una mirada dramática en ninguna escena. No hay conflictos emocionales ni reflexión profunda.
La cinta logra lo que promete, no nos deja con ganas de devolver la entrada del cine. Es una oportunidad para ejercer la sana costumbre de reírnos: del entorno, de la sociedad y sobre todo de nosotros mismos. A fin de cuentas, a veces, las actitudes que asumimos a diario parecen un chiste.
Luisa Ugueto Liendo
@luisauguetol