Si te la crees la película ganó. Esta es una premisa bastante simple, pero realista a la hora de juzgar un largometraje o corto de ficción. Si crees lo que te cuentan, por más absurdo que resulte, entonces el trabajo de los involucrados habrá tenido un final feliz.
A veces el mayor problema de una película es la falta de verisimilitud, por eso uno de sus mayores méritos radica en esta cualidad. No importa si la cinta es de ciencia ficción, fantasía o terror, creer en lo que ves es primordial. E.T existe porque en el largometraje de Steven Spielberg de 1982 el extraterrestre nos parece real. Al menos mientras dura la cinta deseamos que no puedan atraparlo y que vuelva a su casa.
Aunque no es posible que al cruzar la calle podamos encontrarnos con un extraterrestre (al menos no parece probable ahora mismo) cuando vemos E.T creemos el relato que vivimos frente a la pantalla.
En La viuda creer es muy fácil, de hecho, al verla lo hice con tanto convencimiento que me mantuve toda la película de sobresalto en sobresalto. Su relato es verosímil gracias al conjunto, pero sobre todo porque las actuaciones también lo son.
Diariamente cuando leemos el periódico o revisamos las noticias en la web podemos darnos cuenta lo delgado que es el límite entre la normalidad y la locura. A veces los crímenes más atroces son cometidos por personas que parecían normales y llevaban vidas promedio. La gente buena o que parece buena también hace cosas malas. En esta cinta dirigida por Neil Jordan esta premisa se cumple. Gente ordinaria que esconde comportamientos siniestros es lo que sobra en este mundo. En esta ficción conoceremos a una de esas personas.
La cinta protagonizada por Isabelle Huppert retrata a un personaje muy similar a Annie Wilkes (Kathy Bates en Misery, 1990) pero un poco más retorcida. Además mucho más obsesionada con su soledad y con una gran ambición de revertirla.
Greta, del mismo modo que Annie en aquel viejo largometraje de los noventa basado en una novela de Stephen King, se nutre de su deseo irracional de compañía para seguir adelante.
Todos necesitan un amigo dice constantemente el personaje de Isabelle Huppert en La viuda. Lo que vamos a ver es su forma descabellada de satisfacer esa necesidad.
La joven Chloe Grace Moretz protagoniza también este thriller que sabe llevar muy bien al espectador a ese lugar donde olvidas todo excepto lo que estás mirando. La viuda permite vivir intensamente las necesidades de los personajes. Incluso las más retorcidas.
Con juegos narrativos que nos permiten vivir al máximo el factor sorpresa, el largometraje termina siendo una cinta no solamente convincente, también la excusa perfecta para alimentar nuestros temores con un relato de ficción.
He escuchado muchas veces que la soledad mata. En esta película, la protagonista no es suicida, así que la utiliza como excusa para matar y hace de ella su razón fundamental para sobrevivir.
Luisa Ugueto Liendo
@Luisauguetol