Sebastián Piñera, presidente de Chile, anunció el comienzo de un proceso para cambiar la Constitución que había sido heredada por la dictadura de Augusto Pinochet. De esta manera, el gobierno intenta estabilizar el país dando un giro drástico a su postura.
El pasado domingo 10 de noviembre el mandatario anunció que el diseño de la nueva Constitución que se hará a través de un congreso constituyente, con una amplia participación ciudadana y un plebiscito que lo ratifique.
Entre otras de las medidas tomadas está la orden que se le dio a la policía chilena para comenzar a hacer uso acotado de las escopetas antidisturbios. Esta decisión se tomó justo cuando crecen las denuncias y condenas internacionales por el uso excesivo de la fuerza para reprimir las protestas, las cuales ha dejado hasta los momentos un saldo de 182 personas con daños oculares por balines disparados por la policía.
Chile comienza este lunes 11 de noviembre en su cuarta semana consecutiva de manifestaciones, con una huelga general del sector público y decenas de personas protestando frente a la residencia presidencial.
Hemos acordado iniciar el camino para avanzar hacia una nueva Constitución. Entendemos que es un trabajo que lo tenemos que hacer pensando en el país, expresó este lunes 11 de noviembre el ministro del Interior, Gonzalo Blumel.
Reiteró que consideran que esa es la mejor fórmula para realizar este cambio es a través de una asamblea constituyente, que cuente con la participación ciudadana, para así poder ponerle fin a las protestas en Chile.
Los principales líderes de la oposición chilena reaccionaron ante el anuncio realizado por el presidente. El Gobierno empieza a tener un sentido de realidad, añadió el presidente de la Comisión de la Constitución del Senado, Felipe Harboe, quién pertenece al Partido Por La Democracia (PPD).
Con información de AFP