En estos tiempos en que muchos se sienten desanimados por la crisis ocasionada por el COVID-19 es importante descubrir (o redescubrir) personajes históricos (provenientes del cine, sociedad o cultura) que han demostrado que, incluso en las peores tragedias, es posible encontrar consuelo e incluso nuevas perspectivas.
Christopher Reeve no había cumplido los 45 años cuando tuvo el accidente que lo dejó tetrapléjico. Venía de ser Superman cuatro veces (la primera vez en 1978) y de filmar otras películas que le otorgaron reconocimiento. Por ejemplo, una de mis favoritas Somewhere in time (1980) o Pide al tiempo que vuelva, como fue llamada en español el drama de un hombre atrapado en dos épocas.
En la vida real, Reeve no estuvo atrapado en el tiempo, pero si en su cuerpo. Durante más de diez años, él que había sido un aficionado del deporte, amante de la equitación, la natación y el hockey sobre hielo, no pudo moverse.
Si lo pensamos con detenimiento es cruel, fue una existencia de contrastes, con dos etapas muy distintas entre sí.
Reeve que media más de un metro noventa, dueño de una apariencia vital y atractiva, de pronto, a mediados de los noventa, se encontró con que su vida tal y como la conocía había dejado de existir.
Cualquiera hubiese esperado un fin triste, el suicidio o el abandono de sí mismo. No obstante, el accidente que sufrió practicando equitación le robó la movilidad, pero increíblemente no pudo arrebatarle su buena actitud y ganas de vivir.
Después de este evento debutó como director en una película para televisión: In the gloaming (1997), un largometraje sobre el sida. En 2004 dirigió The Brooke Ellison story (2004) sobre la primera persona cuadripléjica en graduarse en Harvard.
También actuó en algunos especiales de televisión y protagonizó un remake de La Ventana Indiscreta, de Alfred Hitchcock, junto a Daryl Hannah.
De igual modo, escribió dos libros sobre su vida y nueva situación y se encargó de ser la cara visible de su fundación en compañía de su mujer, quien decidió apoyarlo en las buenas y en las malas.
En sus últimos años, Christopher Reeve decidió ser un héroe para sí mismo, ese fue el papel más importante que interpretó.
@luisauguetol