Este miércoles se cumplió el tercer día del nuevo esquema aplicado por la administración de Nicolás Maduro para vender gasolina. La jornada se caracterizó por colas kilométricas, desinformación, arbitrariedades por parte de los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado y retraso de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en el despacho de las gandolas cargadas de combustible.
HispanoPost en horas del mediodía realizó un recorrido por tres estaciones de servicio ubicadas en el sector La Bandera en Caracas y una al este de la ciudad. En todas se manejaban informaciones distintas, que confundían a los usuarios que se encontraban desde el día anterior haciendo la cola para poder echar gasolina.
En sentido La Bandera-centro se encuentra la estación de servicio La Popular, la cual tenía una cola de aproximadamente un kilómetro. En esta bomba los funcionarios militares acordaron que el combustible que recién había llegado, pues se encontraba la gandola de Pdvsa en el lugar, sería única y exclusivamente para el transporte público.
Taxis, autobuses, jeep de rutas troncales y también algunos carros oficiales llenaron las seis máquinas surtidoras. El flujo era bastante rápido, ya que a los transportistas no les cobraban debido a la instrucción dada por el Ejecutivo nacional de otorgar u100% del subsidio al transporte público.
Al otro lado de la acera, en plena avenida Nueva Granada y con sentido hacia El Valle, hay dos estaciones de combustible. En la primera de ellas, los funcionarios de los cuerpos de seguridad decidieron que la gasolina fuera vendida únicamente a motorizados y la cola era de aproximadamente unas 300 motos. El sistema biopago solamente estaba siendo utilizado para registrar los litros de gasolina vendidos y el pago se realizaba mediante un punto de venta tradicional.
A escasas 2 cuadras está la bomba La Bandera, donde los carros particulares sí podían cargar combustible, el único detalle era que a las 12 del mediodía la gandola no había llegado.
Dos señoras de avanzada edad, quienes no quisieron revelar sus nombres, explicaron que estaban en la cola para echar gasolina desde el 12:15 de la madrugada de este miércoles.
Llegamos como a las 12: 15 y ya teníamos cinco carros por delante. Gracias a Dios que las personas de los otros carros se dieron cuenta que estábamos dos mujeres solas y estuvieron siempre pendiente de nosotras porque esta zona es muy peligrosa de noche. Afortunadamente en el terminal (de La Bandera), hay un módulo policial y ellos también nos dieron varias vueltas en la madrugada, explicó la conductora.
Contó que a las 6:00 am llegó el dueño de la bomba. Nos dijo que no había gasolina para empezar a cargar los carros y que teníamos que esperar. Como a las 10 nos informaron que ya la gandola venía en camino y nos cobraron 30 litros de gasolina para ir agilizando el proceso. Hicimos una cola, pasamos los datos por el aparato del biopago, colocamos la huella y nos cobraron con otro punto de venta a 5 mil bolívares el litro. Para los carros estaban vendiendo 30 litros, para las camionetas 45 y también habían motorizados y ellos estaban pagando 15 litros, señaló.
A pesar de estar tan cerca de las maquinas surtidoras, las dos mujeres rezaban para que la gandola no llegara tan tarde y así poder ir a descansar con el tanque de gasolina lleno.
En horas el medio día, la cola para echar gasolina en la bomba de La Bandera era de aproximadamente de 2 kilómetros estacionados de manera lineal en la avenida Nueva Granada.
Arbitrariedades a la orden del día
El equipo de HispanoPos también fue testigo de una situación irregular en la estación de servicio de Horizonte en la avenida Rómulo Gallegos de Caracas. Un conductor quien se encontraba acompañado por su hija tenía varias horas en la cola para echar gasolina y ante el gran número de carros y el desorden que había en el lugar, decidió tomar unas fotos para registrar el momento.
Uno de los militares al percatarse de que el ciudadano se encontraba tomando fotos, lo abordó de manera inmediata, quitándole su teléfono celular y deteniéndolo de manera arbitraria. No conforme con esto, le exigió que saliera de la cola para echar gasolina, le borró todas las fotos que había tomado en el momento y, además, le quitó las llaves de su carro.
En horas de la tarde pudimos comunicarnos con el hombre, quien pidió mantener su nombre en reservar, y nos comentó que luego de varias horas de psicoterror e insultos por parte de los funcionarios le devolvieron las llaves del auto y lo dejaron ir.
También reveló que gracias a la ayuda de su esposa, quien llegó al lugar, pudo surtir el combustible.
El sentimiento generalizado de los usuarios es que cada día que pasa echar gasolina se ha vuelto una tarea titánica y no se parece en nada a las promesas realizadas desde la administración de Nicolás Maduro, cuyos funcionarios aseguraron que la regularización y normalización del suministro de combustible en el país se iba a solucionar a la brevedad posible.
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