La escasez de gas licuado de petróleo o de bombona ha llegado a niveles dramáticos en 5 millones de hogares del país y muchos de ellos se ven forzados a cocinar con leña, alertaron fuentes del sector petrolero que pidieron guardar sus nombres en reserva.
«Con la paralización de las refinerías de Petróleos de Venezuela, que ya no producen GLP y el cese de su importación desde finales de 2019, el abastecimiento es crítico», explicó uno de los consultados.
La situación se complica más con el incendio este fin de semana en el criogénico de Jose, en el oriente del país, que produce una pequeña porción de GLP para el mercado interno junto con la planta de Ule en occidente», precisó.
El consumo de gas doméstico en bombona en Venezuela es de 45.000 barriles diarios equivalentes de petróleo. Desde hace 10 años ese requerimiento interno presenta un déficit, que en la actualidad representa más de 90% de los hogares padeciendo desabastecimiento, lo cual deteriora la calidad de vida de los venezolanos.
Una fuente indicó que Pdvsa Gas Comunal tiene serias limitaciones para entregar las bombonas en las comunidades, además de los problemas en las refinerías y la no importación de gas. Y es que la flota de transporte de la filial de Pdvsa se encuentra en condiciones deplorables por falta de mantenimiento, repuestos, cauchos y culminación de la vida útil de muchas unidades.
«La escasez de GLP es tan grave como la de gasolina que tiene el país parado: del gas de cocina dependen 20 millones de usuarios, especialmente en las zonas populares», destacó otra fuente.
Las fuentes señalaron que, al igual que con la gasolina, la escasez de gas (butano o propano) ha generado un pernicioso mercado negro donde una bombona popular de 10 kilos cuesta 10 dólares o más. En condiciones normales, una familia promedio de cuatro integrantes consume mensualmente 30 kilos de GLP.
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