Después de 5 meses: Venezolanos varados en Chile regresan al país

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Once meses transcurrieron para que Junior Rojas, venezolano de 41 años de edad, se reencontrara con su familia en Venezuela, luego que en diciembre pasado decidiera emigrar a Chile buscando nuevas oportunidades. Sin embargo, se encontró fue con un estallido social y luego con una pandemia que lo mantuvo alojado en un refugio cerca de la embajada de su país, por unos de cinco meses, junto a otros 300 venezolanos que pedían al unísono un “vuelo humanitario” para ser repatriados.

Rojas quien entre sus experiencias cuenta haber resultado positivo para COVID-19 en una de las inspecciones que hicieron al refugio, también vivió la muerte de un compañero de cuarto, ‘Jovito’ como era conocido, y de quien se presumió falleció por causa de la misma enfermedad. Junto con otros compatriotas se mantuvo firme en su solicitud de vuelo de repatriación hasta que, desde la administración de Nicolás Maduro, le informaron que tenía un puesto en el avión de Conviasa que lo devolvería a su hogar, al igual que a otros 238 ciudadanos venezolanos, el pasado 10 de octubre, en el marco del Plan Vuelta a la Patria.

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Hoy Rojas califica su reencuentro con su familia como un momento “muy emocionante”, y le contó a HispanoPost como fue la experiencia de volver a casa. “El regreso fue genial. Solo pagamos la tasa de salida de Chile y al llegar al aeropuerto nos pasaron por canales de bioseguridad y nos hicieron las pruebas de PCR. A algunos de nosotros nos dieron de alta porque presentamos un informe médico”.

Sin embargo, Rojas no se salvó del sobreprecio de los carros por puesto para poder trasladarse internamente en el país. “Lo malo es que para salir del aeropuerto me cobraron 20 dólares para llevarme hasta Plaza Catia. A los de Maracaibo les estaban cobrando 490 dólares para llevarlos hasta allá, pero como no los tenían se los llevaron al refugio Negra Hipólita”.

Aunque la cifra de retornados que manejaba Rojas no coincide con la ofrecida por la administración madurista, el primero habló de 253 y los segundos anunciaron el regreso de 260 connacionales, Junior dijo que con él viajaron 118 ciudadanos que se encontraban hospedados en el mismo refugio de Chile, a donde la alcaldesa y funcionarios de la embajada acudieron en varias oportunidades para escucharlos y sumar fuerzas a la petición de vuelo humanitario.

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En el mismo vuelo, viajó Ángel, quien desde hace tres años vivía en Santiago de Chile, buscando un “mejor futuro para mis hijos. “Soy administrador y trabajaba en construcción. Luego me llegó el RUT y logré trabajar en Bimbo Ideal, como supervisor de ventas, pero cuando se me venció el RUT me dieron un plazo de seis meses en la empresa y luego me despidieron”.

Al igual que Rojas, el administrador tuvo conocimiento del primer vuelo de repatriación que despegó de Santiago a Caracas en mayo, pero no tuvo oportunidad de abordarlo. Así que permaneció un mes y medio a las afueras de la embajada, solicitando vuelo humanitario, hasta que fue trasladado por las autoridades chilenas a un refugio por cinco meses, donde fue escogido para regresar a Venezuela.

Contó por lo que le tocó pasar: “Al llegar a Venezuela el protocolo no fue nada de otro mundo. En el aeropuerto nos abrieron las maletas y se perdieron cosas. El gobierno chileno se portó a la altura, nada que ver con el gobierno de Maduro. La aerolínea nos cobró 30 dólares de salida y el hotel aquí son 50 dólares más por persona”.

Ángel explicó que el hospedaje son 10 dólares por noche, con una reserva de 5 noches como mínimo, por eso el monto a 50 dólares que debieron cancelar al llegar al país. Se está hospedando en el refugio Negra Hipólita, no se trata de un hotel cinco estrellas o turístico como les exigieron a los venezolanos que retornaron, anteriormente, de Argentina y España. Además, le ofrecen sus tres comidas al día sin costo extra, “pero muchos no han pagado y no nos han presionado”. “El mismo trato para el que pagó y para el que no”, dijo.

Sandra, quien a diferencia de los dos entrevistados anteriores había viajado a Chile a principios de año por turismo, fue sorprendida por la pandemia del COVID-19. Mientras disfrutaba de unas vacaciones familiares, no le quedó más remedio que armarse de paciencia y esperar a que pudiera abordar un vuelo que la regresara a su país, donde la esperaba el resto de su familia y su empleo.

También el pasado sábado Sandra logró pisar suelo venezolano. Hoy se encuentra haciendo cuarentena en un hotel de La Guaira, hasta que le sean entregados los resultados de la prueba PCR que le hicieron al ingresar al país y así descartar que haya sido infectada por el virus. También, a diferencia de Ángel y Junior, Sandra sí contaba con boleto de regreso, lo que le facilitó el camino.

“Nos llamaron a los que teníamos boletos con Copa para preguntarnos si queríamos abordar ese vuelo porque tenían puestos disponibles. El vuelo fue aprobado para buscar a la gente de los refugios. Ellos eran 118 y el avión tenía capacidad para 250 personas. A nosotros nos pidieron pagar la tasa de salida, el hotel y la PCR, pero no estoy muy clara cómo funcionó para la gente de los refugios porque nos tenían separados y no entendí por qué, porque al final abordábamos el mismo avión”, señaló.

Explicó que a ella le ofrecieron cuatro opciones de hospedaje. “El Eurobuilding, el Marriot, al Alto Mar y el parador turístico Posada Prezzano. Son como opciones variadas en cuanto al precio. Supongo que para quien le acomode mejor de acuerdo con su bolsillo y hay precios especiales”. Detalló sobre lo que llamó ‘precios especiales’: “El Eurobuilding 100 dólares con todo incluido y el Marriot 120 dólares. Mientras que el Alto Mar costaba 72 dólares la noche y el otro no recuerdo, pero creo que era mucho más barato. Esos precios incluían comida y en todos había que hacer una reserva mínima de 5 noches”.

Alejandro Parada, uno de los pioneros en el movimiento de venezolanos varados en Chile, decidió no tomar esta segunda oportunidad de volver a su país. La primera vez, en mayo, no contaba con sus documentos de extranjería porque los había dejado donde estaba alojándose. En esta oportunidad, al ser entrevistado por HispanoPost, solo dijo: “Yo colaboré para que se diera el vuelo, luché hasta el final. Seguiré luchando por más repatriados aquí y en el mundo. Todos los que me pidan ser su voz”.

Para efectos de esta nota, los nombres de Ángel y Sandra fueron utilizados para identificar a los entrevistados, quienes pidieron resguardo de su identidad.

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