No nos gusta hablar de la muerte, el tema es un tabú, procuramos no pensar en eso, pero es un destino del que no podremos escapar. Quizás porque vivimos obviando esta realidad, la forma en que se revela en el documental La partida final o End game nos puede dejar además de sorprendidos, emocionalmente turbados.
No obstante, a diferencia de lo que podrías pensar, el efecto que genera este audiovisual nominado al Óscar en 2019 no es solamente negativo. También y sobre todo nos lleva a reflexionar sobre lo que representa esta parte de la vida.
A veces cuando tenemos salud y bienestar desperdiciamos el tiempo sin darnos cuenta que el hecho de estar vivos es en sí mismo un milagro.
Aunque la mayoría de las veces experimentamos la vida como un acontecimiento natural con el que siempre vamos a contar, en este momento, algunas personas están viviendo los últimos instantes de su existencia. ¿Eres consciente de eso? Seguro no.
Se dice en Las horas (2002) que la razón de la muerte es valorar la existencia: alguien tiene que morir para que los demás sepamos apreciar la vida» se afirma en la película de Stephen Daldry. Precisamente eso es lo que ocurre también en este documental. Se habla de la muerte desde su relación con la vida misma.
Sin amarillismo ni escenas dramáticas que generen morbo, el audiovisual sigue a pacientes que tienen un estado de salud muy comprometido. Personas que están transitando el periplo final de sus existencias.
Sus médicos y familiares conversan sobre lo que representa la muerte y como enfrentarán la pérdida. Las rutinas cotidianas y las impresiones de estas personas hacen del documental una postal sobre las despedidas. Sobre todo lo que significa su aceptación.
Este audiovisual es un testimonio sobre la forma más humana y amable de entender este proceso de la vida.
También en el documental se habla de las enfermedades y la forma que tenemos de lidiar con ellas.
La partida final genera empatía no solamente por los casos graves que recoge, también y sobre todo por la forma en que los involucrados asumen lo que les ocurre. Muchas veces con un temple y una entereza envidiables.
El documental de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, pretende -y lo logra- comunicar esperanza en medio del dolor y el desaliento que puede generar una pérdida.
Si bien es cierto que es imposible ponerse en el lugar de otros que han sufrido situaciones tan graves, también es verdad que al menos por un instante al ver este audiovisual te será fácil entender (me pasó) que no todo problema con el que lidiamos es una tragedia, como en ocasiones pensamos. Trágico es afrontar la muerte y aún así hay quién lo hace con valor.
Luisa Ugueto Liendo
@luisauguetol