Parece que la cosa fue debut y despedida. Lo que prometía ser una buena idea para quien pudiera pagarla, se esfumó en una sola función el viernes 3 de julio en la zona rental de la Universidad Metropolitana.
El regreso de los autocines fue publicitada con todo: en las redes sociales, con entrevistas en todos los medios, con un live de Cinex y hasta por la averiguación que le abrió, a esa compañía, el Ministerio Público por lo que consideraron el desproporcionado precio de las entradas.
Toda la semana Cinex y autocine ocuparon un lugar en los 20 TT de Twitter en Venezuela. Mientras la empresa trataba de explicar, con un pote de humo más que con argumentos, el porqué de los precios de los boletos, la expectativa por ver cómo sería la experiencia tanto en la Unimet como en el hotel Tamanaco iba en aumento. Se dijo que se abriría uno en Los Próceres y más adelante en cinco ciudades.
Se acercaba el día de la apertura y con la misma se anunció que la función del hotel cinco estrellas se había agotado y se inhabilitó en la página de la empresa la posibilidad de comprar entradas. Más humo.
La razón fue que solo se vendieron dos carros, porque otra cosa que el humo hizo fue confundir al público, por cuando daba la impresión, cuando se decía que cada persona «costaba» 7 o 9 dólares dependiendo de la locación que podía comprarse individualmente, lo cierto es que esa posibilidad nunca existió. Al tener solo dos ubicaciones vendidas, se optó por cancelar la función, pero nunca se daría esta versión. La oficial fue «agotadas las entradas». Bueno, también existía la posibilidad de que solo habían puesto a la venta dos y no 45 como era la meta. Ante la hostilidad de los espectadores, se atrevieron a anunciar un plan de promociones para toda la semana.
El foco se puso, entonces, en la Unimet, donde una pantalla «gigante» de las que Evenpro utilizaba en sus conciertos de otrora era la pantalla para ver El llamado natural, una película que, al igual que el resto de la cartelera que habían anunciado, ya se había estrenado. Aun así, la mitad del lugar fue ocupada por vehículos. No estaba mal la asistencia, pero si se tomaba en cuenta la pompa con que se anunció el regreso de los autocines a Venezuela, estuvo mal.
La función comenzó retrasada y la segunda prevista fue cancelada. Una vez que se encendió la pantalla todo transcurrió en tranquilidad. Comenzaron a pasar los créditos y, con ellos, los carros a salir. Los primeros no tuvieron contratiempos. Pero de repente la cola se detuvo. Unos policías llegaron al lugar a clausurarlos porque no tenían los permisos respectivos para su apertura.
A nadie se le ocurrió pedirle, antes de la función, los permisos a Evenpro y Cinex. Menos aún se tuvo en cuenta que el público no tenía la culpa ni por qué estar retenidos, impidiéndoles su regreso a casa por algo que no les correspondía a los espectadores resolver.
El sábado, en sus redes Cinex no hizo comentario alguno sobre lo sucedido. Insólitamente lo dio como un éxito y anunció que próximamente se haría la inauguración de CinexAuto. ¿O sea que lo del viernes fue un costosísimo (para el público) plan piloto? En la misma publicación aseguran que próximamente informarían la nueva fecha. Puro humo. Puro desconex.